Cuando hablamos de preemergencia y emergencia ambiental, todos sabemos que esto hace referencia a la mala calidad del aire, por tanto, para nadie debería ser novedoso que expliquemos que esto afecta directamente la salud respiratoria y a largo plazo la salud cardiovascular de las personas, sin embargo ¿porque hacer énfasis en esto, si es un tema que la población ya conoce?
Porque con el actual estado de avance de la pandemia por COVID-19, sumado a las bajas temperaturas que comenzamos a registrar en la zona por la estación del año en la que nos encontramos y el consecuente aumento del uso de leña como método de calefacción, empeorará la calidad del aire y con ello habrá un inevitable aumento de los cuadros respiratorios, sobre todo en la población susceptible, como son personas con enfermedades respiratorias preexistentes (asma, EPOC, entre otras) fumadores, extremos etarios y sin duda interferirá en el desarrollo de sintomatología en las personas con COVID-19 y otras infecciones respiratorias estacionales.
Cuando las autoridades informan que hay preemergencia o emergencia ambiental, nos están diciendo que en el aire hay una gran cantidad de material particulado que se depositará en nuestros pulmones y dificultará el intercambio gaseoso (oxigeno-dióxido de carbono) generando un problema en nuestra salud. Es por ello que recomiendan una serie de medidas con el fin de disminuir la exposición a estos agentes, por ejemplo, restricción de actividades deportivas al aire libre, uso de mascarillas para personas en extremos etarios, restricción en el uso de algunos calefactores que producen material particulado (leña).
Sin embargo, para que esto tenga impacto real y duradero, es necesario que las personas comprendan el efecto que tiene el humo en la salud de la población, entonces debemos preguntarnos ¿qué puedo hacer para mejorar la calidad del aire? Quizás, no podré comprar otro tipo de calefacción, porque mis recursos económicos hoy no me lo permiten, pero quizás si podré comprar leña seca, la que emite menor contaminación y ayuda a reducir la emisión de humo, así también estaré contribuyendo a mejorar la calidad del aire, y si todos tomamos pequeñas acciones tendremos un medio ambiente más sano para desarrollarnos.
Hoy más que nunca dependemos de que cada individuo que compone la sociedad se haga consciente y responsable de sus conductas y acciones. Dejemos de responsabilizar al otro y hagámonos cargo de lo que individualmente nos corresponde, siempre podemos hacer algo para aportar y es un deber del ser humano saber convivir en sociedad.
Mariela Martínez Rudolph
Directora de carreras Área Salud
Centro de Formación Técnica Santo Tomás sede Osorno