OPINION: La contradicción antisistema

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Por Christian Arntz Mac-Evoy
Presidente Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.

Desde los 80, uno de los tantos aspectos controversiales en las discusiones sobre la globalización tiene que ver con supresión de las identidades nacionales. Es decir, a medida que la integración que se sustenta en el intercambio comercial, la red global de internet, el acortamiento de las distancias físicas gracias al avión y todo lo que ella “transporta”, las poblaciones del mundo se homogenizarían y no habría diversidad cultural.

De la mano de los beneficios de la globalización, por lo tanto, surgieron los detractores que comenzaron a alertar acerca de que este fenómeno escondía un oscuro plan de control mundial.

Resulta curioso que quienes apunten a este plan de una élite “globalista”, y que se encuentren en ambos extremos radicales del mapa político, promuevan la desaparición de todos los símbolos patrios que le dan las diversas identidades al mundo y ello habla del precario sustento intelectual de los movimientos antisistema.

No se puede denunciar un plan global y, al mismo tiempo, destruir los símbolos que forjan la chilenidad. No se puede criticar el racismo contra los inmigrantes y simultáneamente promover estándares diferenciados para todo aquel que se declare como parte de una etnia específica. No se puede alegar ser víctima de racismo, si al mismo tiempo se denomina “hijos de buscavidas, bandoleros y estafadores de la más diversa calaña” a todos los descendientes de “huincas”, es decir “no mapuches” que llegaron a las regiones del Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, como señaló el periodista mapuche Pedro Cayuqueo. Es decir, se les discrimina únicamente en razón de su origen ancestral y eso sólo tiene un nombre: racismo.

Si sabemos que tras la destrucción de los símbolos patrios y el recuerdo de nuestros héroes está el camino al olvido de aquello que nos hace únicos, no podemos sino concluir que estamos ante un intento por derribar la chilenidad, sin ninguna claridad respecto de qué la reemplazará. Llama la atención que los propulsores de estas conductas no comprendan que los países que sufren la desintegración de sus símbolos, con sus luces y sombras, tienden a la atomización y así no hay proyecto común posible. Es decir, si de verdad se quisiera enfrentar una conspiración de una supuesta poderosa élite globalista, deben saber que una nación dividida será la primera en caer.

No debemos permitir más ataques a la memoria de nuestros héroes Baquedano, OHiggins, Carrera, Prat, Ramírez y tantos otros. No podemos permitir que se siga mancillando nuestra bandera y, finalmente, no podemos permitir que los chilenos sean puestos nuevamente contra los chilenos.

Publicada en diario El Austral de Osorno
Domingo 16 Agosto 2020