La encuesta realizada por el Centro Nacional de Estudios Migratorios (CENEM) de la Universidad de Talca indicó que el 78% de los extranjeros en Chile aseguró que durante la pandemia de coronavirus es «difícil defender sus derechos cuando son vulnerados».
La muestra fue aplicada a más de 400 residentes en el país -latinoamericanos y caribeños- mayores de 18 años, entre los meses de junio y agosto del presente año, con el fin deconocer la realidad económica y social que padecen y visibilizar las condiciones laborales, de bienestar y redes de apoyo con la que enfrentan la emergencia sanitaria.
Así también el estudio arrojó que el 60,3% de los consultados dice que «no volvería a su país de origen ante la crisis sanitaria generada por el COVID-19″.
“Es razonable esta respuesta porque se trata de personas ya instaladas en Chile y no tendría mucho sentido volver a su país, en circunstancias en que todos están viviendo situaciones similares. Sería empezar todo de nuevo”, explicó el director del CENEM-UTalca, Medardo Aguirre, a cargo del trabajo con la colaboración del Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI).
El estudio denominado “Situación inmigrante durante la pandemia de COVID-19” también indicó:
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El 76,7% de los consultados considera que el nivel de ingresos no alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
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El 71,7% del total de los encuestados no se ha sentido discriminado por ser extranjero en la actual coyuntura de emergencia sanitaria
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El 69,6% dice no haber recibido ninguna ayuda gubernamental.
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El 30,4% fue despedido, el 21,4% permanece con suspensión temporal de contrato y 18,2% ha tenido una reducción de la jornada laboral a causa de la pandemia.
Además, se da cuenta que el 84,6% de los consultados no posee ahorros para costear sus necesidades en los próximos meses.
Ante los resultados, la académica y antropóloga del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Talca, Giselle Davis, planteó que “cuando se es inmigrante se está en una situación de múltiple vulnerabilidad. Primero, porque muchas veces no se tiene el estatus de residencia, inmigración o de ciudadanía o se está en una situación de transición para obtenerlo».
Además, indicó que “la pandemia lleva a perder el empleo, y si eso está dentro de las condiciones para optar por la ciudadanía, la migración o el RUT, las personas harán cualquier cosa por conseguir otro”.
También expuso que hay un grado de vulnerabilidad al perder las redes de apoyo. «Una persona que llega a un país es como un árbol y lo trasplantamos en otro lugar. Las raíces significan todas las redes de subsistencia, apoyo y contención afectiva, etcétera. Todas esas están desnudas y no es posible trasplantarlas, por lo menos no en el tiempo corto”, agregó.