El Gobierno, la Armada y organizaciones ambientalistas, se mantienen en alerta por una flota pesquera de más de 300 barcos chinos que está muy cerca de las costas chilenas, en los alrededores de Islas Galápagos.
Oceana y distintas organizaciones levantaron la voz por esta gigantesca flota de pesca, advirtiendo que se cree que muchos de estos barcos practicaron la pesca ilegal.
«Estamos permanentemente coordinados para un monitoreo 24/7 respecto de la actividad que desarrolla esta flota. Esto tiene un doble objetivo, por una parte cautelar nuestro patrimonio y fronteras marítimas, y por otro combatir la pesca ilegal», afirmó Román Zelaya, subsecretario de Pesca.
«Por lo tanto, nos encontramos preocupados y en alerta frente a esta situación», manifestó.
El director de intereses marítimos, contralmirante Jorge Imhoff, explicó que: «Los pesqueros chinos están sobre el límite de zona de búsqueda y salvamento entre Chile y Perú. No han ingresado a la zona económica de Ecuador ni de Perú. Se han mantenido en altamar, estas naves están en los listados de la organización regional de pesca de pacifico sur, por lo tanto la actividad que están desarrollando es lícita».
El contraalmirante Imhoff indicó que estos barcos chinos están dedicados a la pesca del calamar y que es poco probable que entren a las 200 millas náuticas donde Chile tiene exclusividad para pescar.
«Lo que la Armada vigila es que los pesqueros extranjeros no ingresen a nuestra zona económica exclusiva», señaló.
Para fiscalizarlos existen aviones especializados e incluso submarinos que pueden apoyar el control.
César Astete, de la organización Oceana Chile, indicó que la situación «genera una alerta, pues en la Isla Galápagos todos sabemos su importancia para la conservación de especies que están absolutamente en un estado de fragilidad, desde el punto de vista de su conversación. Por lo tanto, esta alerta hace que nosotros iniciemos un monitoreo».
«Hemos evidenciado que en el desplazamiento hay algunas señales de posicionamiento satelital que dejan de recibirse. Por ejemplo, en el caso de estas 300 embarcaciones, actualmente se pueden identificar señales de 126», detalló.
Por eso se cree que muchos de estos barcos hoy se han transformado en barcos fantasmas, porque sin GPS se hace prácticamente imposible saber dónde están.
Astete aseguró que: «Esto sin duda representa un riesgo porque las áreas marinas protegidas se han ido transformado en reservas de biodiversidad».
«Por lo tanto, desde la planificación pesquera son áreas muy relevantes comercialmente, porque se genera un efecto, que es el efecto de rebalse, es decir, existe en algún momento de la temporada donde las especies salen del área protegida y las embarcaciones aprovechan esas circunstancias para realizar pesca», concluyó.