El presidente argentino, Alberto Fernández, anunció ayer viernes una nueva etapa de restricciones para contener la pandemia de la covid-19, que durará hasta el 29 de noviembre próximo, y dispuso que Buenos Aires y su populoso cordón urbano abandonarán la fase aislamiento obligatorio (ASPO) para pasar al distanciamiento social preventivo y obligatorio (DISPO).
El paso del aislamiento a poder circular con cuidados sanitarios se debe a que la denominada Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que comprende a la capital y sus densamente poblados alrededores, registra menos de la mitad de casos que hace ocho semanas.
«Este distanciamiento básicamente autoriza a que se pueda circular sin la autorización que hoy se requiere», explicó Fernández en un vídeo grabado desde la quinta presidencial, situada en la localidad bonaerense de Olivos.
Sin embargo, el transporte público de pasajeros solo podrá ser utilizado por las personas que realizan las llamadas «tareas esenciales», porque el Gobierno entiende que allí se generan más fácilmente los contagios.
En cambio, en departamentos de diez provincias aún continuará el aislamiento obligatorio, debido a que los contagios siguen estables o están aumentando. Además, Fernández, que ayer mantuvo una «extensa charla» con su par ruso, Vladimir Putin, por la provisión de 20 millones de dosis de vacunas, anticipó que la vacuna estaría lista para fin de año.
Y agregó que el acuerdo, de concretarse, será de Estado a Estado, sin ningún laboratorio como intermediario.
«La vacuna rusa estaría para finales de diciembre y empezaremos a vacunar a 10 millones de personas», contó el Presidente, que no dio por cerrada las negociaciones con otros laboratorios por vacunas similares. Y añadió: «Vamos a preparar un gran comando para el proceso de vacunación en las 24 provincias de la Argentina con el propósito de organizar de mejor modo la logística. Estamos en condiciones de salir adelante».
Fuente: Emol