La mascarilla egoísta

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El uso de los distintos tipos de mascarillas, ya sean quirúrgicas, N95 e incluso improvisadas con telas domésticas, ha desempeñado un papel fundamental en la reducción de la transmisión del SARS-CoV-2.

Diversos estudios científicos sugieren que el uso de mascarillas faciales eficientes, como las quirúrgicas, podría conducir al control de la pandemia si al menos el 70 % de la población las usara de manera correcta y permanente, incluso las mascarillas de tela, aunque menos eficientes, también podrían retrasar la propagación si se usan de manera constante.

El uso de la mascarilla busca atrapar eficazmente las gotitas, los filtros de la mascarilla deben contener poros microscópicos y el uso de la mascarilla está relacionado con el tamaño de las gotitas de líquido expulsadas por la nariz y la boca cuando una persona habla, canta, estornuda, tose o incluso simplemente respira.

Las más grandes, con tamaños de entre 5 y 10 micras, son las más comunes. Sin embargo, estas gotitas aún son bastante pequeñas si se las compara con un cabello humano que aproximadamente tiene 70 micras de diámetro. De todas formas, todos los elementos que bloqueen nariz y boca puede hacer de barrera contra las microgotitas, disminuyendo la probabilidad de contagio, sin importar si se está al aire libre o en espacios cerrados.

Las mascarillas con válvulas de respiración se han hecho muy famosas en el mercado, especialmente el informal, ya que pareciera que generan mayor comodidad al usuario, sin embargo, se les ha denominado la mascarilla egoísta; simplemente pareciera que el objetivo es solo generar mayor comodidad al usuario, porque la verdad es que no protege de manera adecuada, especialmente a quienes comparten con la persona que la usa. Tanto es así que el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) considera que este tipo de mascarillas podrían contribuir a la propagación del COVID-19 a otras personas. El orificio presente en el material podría permitir que las gotitas y aerosoles respiratorios se escapen y lleguen a otras personas.

Otro de los aspectos considerados “egoístas” y que se ven lamentablemente de manera frecuente en televisión son las mascarillas de policarbonato y protectores faciales; estos elementos sin el uso de la mascarilla funcionan de la misma forma que la mascarilla con válvula de respiración y solo protegen a la persona que las usa de las microgotitas, sin siquiera proteger de los aerosoles, así mismo, dejan espacios suficientes para que no protejan a quienes rodean a estas personas, ya que permite la salida de gotitas y aerosoles, siempre peligroso y eventualmente contagiante para la comunidad, ya que los protectores faciales tienen una gran separación en la parte inferior y a los lados de la cara por donde microgotitas y aerosoles pueden llegar a otras personas a su alrededor.

Es importante que para cuidarnos todos usemos correctamente los elementos que nos protegen, tanto mascarillas, como escudos faciales u otros. De ambos, el más importante es el uso correcto y permanente de la mascarilla, y no debemos dejar de considerar que el protector facial no reemplaza el uso de la mascarilla; son elementos de protección complementarios.

El uso de todos estos elementos no nos deja exentos del distanciamiento físico, el uso de alcohol gel y/o el lavado de manos frecuente, pero quedarnos en casa también es la medida más importante para exponernos y exponer a otros a un contagio que pueda afectar no sólo nuestra salud, sino también nuestra propia vida.

Juan Cristóbal Guerrero.

Director Carrera de Kinesiología.

Universidad San Sebastián Sede De la Patagonia.