El exceso de tiempo que les permite gozar el trabajo de sus padres no será para siempre.
El que para muchos fue un sorprendente asalto al Capitolio en Washington ya había sido profetizado en el libro “El día del ajuste” (2018), de Chuck Palahniuk, el mismo autor del “Club de la Pelea”, que luego fue llevado al cine y se transformó en un éxito de taquilla.
El libro plantea un país dividido donde las élites han sido aniquiladas por “don nadie” que procedieron a separar a los ciudadanos por raza y preferencias sexuales en tres regiones: Negrotopía, Caucasia y Gaysia.
En una reciente entrevista publicada por El Mundo, Chuck Palahniuk señaló que su obra está inspirada en la visión del filósofo alemán Gunnar Heinsohn, quien desarrolló la teoría que “cualquier sociedad se ve alterada cuando hay un exceso de hijos educados, con aspiraciones, que no encuentran su lugar en el mundo”. En otras palabras, a todos nos educan para ser estrellas, lo que dio origen a una generación con expectativas muy altas.
El autor del texto siente empatía por esta generación, ya que, dice, “toda esa generación siente una enorme impotencia”. La verdad, sin embargo, es que identificar el malestar no significa que se deba soslayar la responsabilidad individual en el manejo de las propias circunstancias.
La generación de recambio olvidó algo que las generaciones anteriores tenían absolutamente claro: el éxito, en cualquiera de sus acepciones, ya sea familiar, deportivo, profesional, empresarial, etc…, es consecuencia del esfuerzo y no un derecho que se obtiene simplemente por desearlo o visualizarlo.
¿Cuál es la visión de lo que viene para Palahniuk? Que mientras existan las redes sociales, el proceso va a ir a peor, pero sobre todo, mientras la generación del “malestar” no asuma que para generar cambios, deberá asumir posiciones de poder y pasar de una cómoda postura de protesta hacia algo productivo, es decir, trabajar en pos de la sociedad que sueñan.
Un reciente estudio de Anthony Klotz, Mark Bolino y Ghufran Ahmad, muestra que un tercio de los “Millenials” -menores de 30 años- exhiben una personalidad narcisista en comparación con un octavo de la generación precedente. Es de esperar que pronto entiendan que están llamados a tomar la posta y para ello deberán salir de su hedonismo, sus constantes acusaciones de estar siendo “ofendidos”, para entender que el exceso de tiempo que les permite gozar el trabajo de sus padres no será para siempre: tendrán que trabajar por construir el mundo que sueñan y eso sí que requiere más temple que ir a protestar a una plaza semana a semana.