El Banco Central puso nuevamente pie en el acelerador para retirar el estímulo monetario y decidió subir la tasa de interés en 125 puntos base. Con ello, la instancia rectora se ubicará en 2,75%. Es que las presiones inflacionarias no dan tregua y el ente rector no quiere pasar ningún sobresalto.
El último dato de IPC de 1,2% mensual que llevó a que la inflación en doce meses subiera a 5,3%, “superando lo previsto”, preocupó al BC y por ello adoptó esta agresiva medida para frenar la demanda. “El alza de los últimos meses ha sido transversal entre los distintos ítems que componen la canasta del IPC, dando cuenta de las presiones inflacionarias por el lado de la demanda y los costos, así como la significativa depreciación del peso”.
Además, resalta que “las expectativas de inflación han aumentado en todos los plazos. En lo más inmediato, algunas medidas superan las proyecciones del IPoM de septiembre, sobrepasando el 6% para fines de este año. A dos años plazo, la mediana de la EEE y de la Encuesta de Operadores Financieros (EOF) ha subido y permanece por sobre 3% anual”.
Por esta razón, menciona que “la evolución del escenario macroeconómico ha aumentado los riesgos para la convergencia de la inflación a la meta de 3% dentro del horizonte de política. Si bien la inflación subyacente ha evolucionado dentro de lo previsto, las perspectivas para los próximos meses se han ido elevando, en un contexto en que las expectativas de inflación a dos años plazo se ubican por sobre la meta de 3%”.
Así, añaden que “el Consejo ha decidido adelantar el retiro del estímulo monetario, anticipando que la TPM se ubicará en su nivel neutral antes de lo previsto en el escenario central del IPoM de septiembre. La trayectoria de la TPM será evaluada en el IPoM próximo, teniendo presente la necesidad de evitar que se produzca un aumento más persistente de la inflación que la lleve a desviarse de la meta de 3% a dos años plazo”.
En términos puramente estadísticos, el alza de 125 puntos base es el mayor salto en la tasa rectora desde agosto de 2001 (desde 3,5% a 6,5%) debido al cambio metodológico de pasar de una tasa real a una nominal. Sin embargo, en función de decisiones de política montaría para enfrentar una crisis, fue el mayor salto desde septiembre de 1998, cuando la tasa saltó desde 8,5% a 14%.
Deterioro del panorama interno
En su minuta el ente rector sostiene que en Chile, el deterioro de los mercados financieros ha sido mucho más marcado y sistemático, ubicándose en los extremos de los movimientos internacionales. La principal razón que lo explica son “factores idiosincráticos” internos del país, y en especial “el cambio en las perspectivas para la inflación y la incertidumbre sobre temas político-legislativos, particularmente respecto de nuevos retiros de ahorros previsionales”.
Resalta que en el mercado de renta fija, “las tasas de interés aumentaron transversalmente, sobre todo en los tramos medio y largo”. y la tasa de interés nominal a 10 años alcanzó valores superiores al 6,5%, “no vistos en algo más de una década”. Así, desde comienzos de septiembre a la fecha, el diferencial con su símil de EE.UU. pasó del orden de 370 puntos base (pb) a cerca de 500pb. En igual lapso, el tipo de cambio continuó subiendo, acumulando una depreciación de más de 5% relativo al dólar, el IPSA disminuyó alrededor de 8% y el riesgo país (CDS) aumentó en torno a 25pb.
En materia de actividad, el BC sostiene que “el comercio continúa siendo el sector de mayor dinamismo, al mismo tiempo que varios sectores que se encontraban rezagados —especialmente actividades de servicios— volvieron a los niveles de actividad previos a la pandemia, resultado en que junto con la elevada demanda se evidenció la reducción de las restricciones sanitarias”.
Acota que “los rubros ligados a la inversión muestran un repunte significativo, dando cuenta de una recuperación que se ha vuelto más transversal, más allá de que el componente transable sigue siendo el de mayor dinamismo”.
En cuanto al mercado laboral, sostiene que “el empleo ha aumentado en las principales categorías, acompañado por una caída de la inactividad y la tasa de desempleo, que se ubicó en 8,5% en el trimestre junio-agosto. Sin embargo, continúa una notoria diferencia entre la oferta y la demanda de empleo, principalmente en trabajadores menos calificados, lo que también se refleja en aumentos de los salarios”.
En cuanto al crédito bancario, comenta que las colocaciones de consumo y comerciales redujeron sus tasas de contracción anual en términos reales, en tanto los flujos de préstamos hipotecarios se mantienen relativamente estables. Las tasas de interés volvieron a incrementarse en el margen en todas las carteras. Por su parte, la Encuesta de Crédito Bancario del tercer trimestre muestra una demanda más fuerte en la mayoría de los segmentos de crédito, mientras que en la oferta las percepciones son más bien estables.
Adicionalmente, el Consejo acordó suspender el programa de acumulación de reservas iniciado en enero de este año, en virtud de la evolución reciente del mercado financiero y el nivel de reservas internacionales ya alcanzado.
Fuente: La Tercera