Las últimas semanas la situación del precio de las papas de consumo se han tomado los titulares de medios de prensa escrita y también matinales de televisión. Como Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno nos parece que el tema es interesante de abordar, no sólo desde la óptica del consumidor, sino la situación compleja que atraviesan los productores de alimentos en nuestro país. Consultados por la Fiscalía Nacional Económica, ha sido una instancia propicia para plantear las inquietudes de quienes estamos a cargo de la noble función de producir alimentos seguros para todo el país.
En Chile, las cifras oficiales indican que existen cerca de 20.000 productores de papas, distribuidos a lo largo del país. La atomización de la matriz productiva permite que las diversas regiones puedan aportar producción a lo largo del año, para abastecer los principales centros de consumo.- Por la misma razón, resulta imposible pensar en que agricultores de diferentes regiones puedan ponerse de acuerdo para establecer un cambio en el precio base. Y un ejemplo claro de lo anterior, válido no sólo para papas sino para productos como carne y otros, es la existencia de “ciclos”, que dependiendo del caso varían de 3,4 o 5 años. Son años buenos en el precio, que despiertan el interés de productores que pueden ser multirubros, o cambiarse de un rubro a otro. Si la oferta es demasiada, el precio baja, y desincentiva que los productores sigan con dicho cultivo. Si existiera colusión, también habría capacidad para regular las producciones, pero esa no es una realidad actual.
Respecto a la situación de la producción de papas, ha existido un historial de arrastre de varios años de costos con tendencia al alza, principalmente fertilizantes y otros insumos vitales que han llegado a un incremento de un 300%. La imposibilidad siquiera de cubrir costos se tradujo en una reducción cercana al 20% en la siembra de este tubérculo, disponible para cosecha en 2023, que ha implicado la posibilidad de que exista menor oferta disponible. En el caso de la zona centro-sur, muchos productores están entregando sus últimos remanentes de papas disponibles, a precios acordados previos al alza. Una fracción importante comercializó toda su producción ya en el mes de mayo de 2023.
El alza de precios de la papa a consumidor final se viene evidenciando desde hace varios meses, tal como lo muestra Odepa a partir del segundo trimestre de 2023, no siendo una consecuencia súbita y exclusiva de la situación de las últimas inundaciones ocurridas en la zona central durante el mes de agosto.
Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre los cambios positivos que podemos imprimir si pensamos en conjunto como sector privado y MINAGRI, las vías más rápidas para mantener estabilidad de los rubros. Por ello, es indispensable trabajar en el fomento de nuestra producción nacional, inyectando recursos generosos al programa de suelos degradados, por ejemplo.