Monitoreo en Cochamó registró tres especies nativas en peligro de extinción

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Fotografía: Daniel Pastene

La semana pasada se dieron a conocer los resultados de un programa de monitoreo participativo de fauna realizado en el Valle de Cochamó, lo que incluye dentro del área de estudio parte del terreno privado de 133 mil hectáreas de Conserva Puchegüín, iniciativa que busca comprar el predio para protegerlo. Las 24 cámaras trampa, que estuvieron instaladas por más de 4 meses en el lugar, lograron captar 31 especies nativas, incluyendo la Güiña, el Monito del Monte y la Vizcacha de la Patagonia. El experto a cargo de la investigación asegura que la conservación del hábitat de estas especies será vital para su protección. 

 

Como parte del programa de Monitoreo Participativo de Fauna, la ONG Puelo Patagonia junto al Club Andino y la Organización del Valle de Cochamó, lograron monitorear 31 especies de fauna en el Valle de Cochamó, ubicado en la Región de Los Lagos. Güiña, Puma, Carpintero negro y Zorro culpeo, son parte de los registros de las 24 cámaras trampa que instalaron en diciembre del 2023 y retiraron a fines de marzo de 2024 los miembros de estas tres organizaciones locales y que distribuyeron en distintos puntos estratégicos del valle con especial énfasis en encontrar a la Vizcacha de la Patagonia (Lagidium wolffsoni): un roedor del que se tienen pocos registros e información en Chile. 

La Vizcacha de la Patagonia o Chinchillón Anaranjado (Lagidium wolffsoni): se distingue por sus grandes orejas y una cola frondosa, con un pelaje espeso que varía entre tonos de café y gris. Sus patas traseras son particularmente robustas y están adaptadas para saltar y trepar fácilmente en terrenos rocosos. Su dieta principal consiste en pastos y hierbas, aunque también se alimenta de corteza y brotes de arbustos cuando escasea la comida. 

Dentro de los hallazgos del monitoreo que más llamaron la atención fue el de este roedor, la Guiña (Leopardus guigna) y del Monito del Monte (Dromiciops gliroides), ya que los tres se encuentran en peligro de conservación, según la UICN. Estas tres especies son endémicas de los bosques templados andinos de la zona sur de Chile y Argentina. Su monitoreo, asegura Fernando Novoa, médico veterinario especialista en fauna silvestre y experto a cargo de la investigación de este monitoreo participativo, es crucial para protegerlas, ya que “se trata de tres mamíferos que sólo podemos encontrar en esta parte del mundo, lo que los hace únicos pero a la vez vulnerables a cualquier cambio en su hábitat”. 

 

Según Novoa, la presencia de estas tres especies es relevante ya que son indicadores del bienestar de su hábitat, y cada uno cumple un rol ecológico en la cadena alimenticia y en el ambiente: “Por ejemplo, en el caso de la Guiña, se trata de una especie especialista de bosques. Eso quiere decir que el bosque que está ahí es saludable porque genera alimento para que la Guiña pueda vivir y también pueda desplazarse de manera libre. Lo mismo ocurre con el Monito del Monte, cuya principal amenaza históricamente ha sido la pérdida y degradación de su hábitat”, dice. 

La Guiña (Leopardus guigna) también conocido como wiñao kod kod es uno de los felinos más pequeños del mundo y el más pequeño de Chile. En su estado adulto pesa entre 1,2 y 2,2 kg.
Monito del monte (Dromiciops gliroides) es considerado un fósil viviente, con 26 centímetros es el más grande de los cuatro marsupiales que habitan en Chile. Se caracteriza por sus grandes ojos delineados que se adaptan a la oscuridad, sus pequeñas orejas redondas y su pelaje corto. Además, es el único mamífero que hiberna en Sudamérica y lo hace almacenando grasa en su cola.

Los hallazgos de estas tres especies también son relevantes ya que sus registros fueron captados por las cámaras instaladas en los pies del Cerro Trinidad y en uno de los senderos del Cerro Anfiteatro, dos zonas del valle que pertenecen a la Hacienda Puchegüín, un territorio privado de 133 mil hectáreas (correspondientes al 30% de la comuna de Cochamó) que tiene un alto valor ecológico y cultural, y que desde hace algunas semanas ha hecho noticia en Chile y el mundo. Esto luego de que cinco organizaciones –entre ellas Puelo Patagonia– lanzaran Conserva Puchegüín, iniciativa que a través de donaciones nacionales e internacionales busca comprar este predio que está a la venta desde 2022, con el fin de proteger su biodiversidad y tradiciones, e implementar un proyecto de conservación y desarrollo local. 

 

Según cuentan desde la iniciativa, este lugar por años se ha visto amenazado ante industrias de alto impacto, por lo que los recientes registros reafirman aún más su protección: “Puchegüín es una pieza clave en un paisaje continuo de alrededor de 1.630.000 hectáreas de áreas protegidas entre Chile y Argentina, por lo que conservar este lugar ayudará a crear uno de los mayores corredores biológicos de América Latina que será crucial para la protección de estas y otras especies”, dice Andrés Diez, director de Puelo Patagonia y vocero principal de la campaña. 

 

Para esto, tanto la metodología de monitoreo participativo como la conservación del predio son vitales, asegura Novoa: “Los miembros de la comunidad local desempeñan un papel crucial en la instalación y el mantenimiento de un sistema de monitoreo, y su conocimiento del terreno y la fauna es fundamental para lograr registrar, monitorear y proteger con éxito a estas especies”. 

 

En esto coincide Patricia Almonacid, integrante de la Organización del Valle de Cochamó y el Club Andino, dos organizaciones que forman parte de este programa colaborativo. Para ella, la forma más efectiva para conservar la fauna que habita en su comuna es a través del conocimiento: “Al conocer la riqueza y biodiversidad del valle y qué especies existen aquí, podemos saber cómo protegerlas de mejor manera».

 

Por lo mismo, el director de Puelo Patagonia recalca que Conserva Puchegüín considera no sólo la adquisición del predio, sino también desarrollar un programa de conservación a 7 años que incluye la ejecución de este tipo de programas: “El hallazgo de estas tres especies nos confirman que este lugar continúa teniendo condiciones óptimas para la vida salvaje, y a su vez nos plantea que los esfuerzos de conservación y cuidado del lugar se tienen que mantener”.