Más de 81 mil personas llegaron al Metlife Stadium de la ciudad de East Rutherford, en el estado de New Jersey, el mismo recinto donde Chile se erigió como bicampeón de América, tras vencer a penales a Argentina en el 2016.
Ocho años más tarde, polos opuestos viven ambas selecciones: los albicelestes son campeones del mundo y nuestra Roja, sumida en el ostracismo futbolístico producto de una soberbia injustificada que la llevó a quedar fuera de las últimas dos copas del mundo. Y precisamente, el resultado refrendó los antecedentesm con una caída por la cuenta mínima ante los trasandinos, con un gol de Lautaro Martínez a los 87′.
En esta oportunidad, el elenco dirigido por Ricardo Gareca tuvo un primer tiempo complejo, donde constatemente la defensa nacional tuvo que bregar ante los ataques de Messi y Julián Álvarez, los hombres que más llevaron peligro al arco defendido por Claudio Bravo. Por el lado de Chile, solo una llegada y nada más.
En la segunda mitad hubo algo de pundonor en la Roja. Y la mejoría vino desde la banca, pues el ingreso de Marcos Bolados le dio a Chile más volumen ofensivo, tras reemplazar a un Alexis Sánchez irrelevante y que cree que aún tiene 26 años, cuando era figura en el Barcelona… 10 años atrás.
Echeverría tuvo la más clara a los 75, tras centro de Isla. Hubo mayor equilibrio en el juego, pero como suele suceder en la historia del fútbol chileno, las «pavadas» generan consecuencias: un córner, desajustes defensivos y Lautaro Martínez la embocó dentro. Uno a cero, con ciertas dudas pues hubo diálogos desde el VAR, pero, finalmente se validó la anotación.
En el quinto minuto de descuento, Martínez tuvo el segundo tras asistencia de Di María, pero Claudio Bravo estuvo brillante para salvar el balón con un achique fenomenal.
Fin del partido y lo de siempre: una nueva decepción de un seleccionado que conoce muy poco el amor propio. De todas formas, si le gana a Canadá el sábado, clasifica a segunda ronda. Veremos qué pasa, pues este Chile es una lágrima en cancha y hasta el más débil rival le puede hacer peso. Y ojo, desde el 2008 que la Roja no le gana en los 90 minutos a Argentina, pues las copas américa fueron a penales. No olvidar.