La Fiscalía Nacional Económica (FNE) entró de lleno al mercado de medicamentos. Esta mañana, Ricardo Riesco, jefe del organismo anti monopolios, dio a conocer una investigación en la que se plasman una serie de falencias y malas prácticas en el rubro, desde laboratorios, médicos y farmacias en Chile, ante lo cual planteó 14 recomendaciones al Gobierno.
El trabajo a cargo de la División de Estudios de la entidad reveló que el 80% de los medicamentos inscritos en Chile aún no tienen alternativas bioequivalentes y que los laboratorios realizan inversiones superiores a US$ 200 millones al año para promover sus marcas entre los médicos, quienes recetan tales productos a sus pacientes en vez de otras alternativas técnicamente equivalentes y más baratas.
Para la FNE, “la política de bioequivalencia no ha logrado modificar el comportamiento de los consumidores, los que no están sustituyendo de manera relevante, y en parte esto se debe a esfuerzos por poner en duda su eficacia”.
“Parte de la industria tiene incentivos claros para influir en que los profesionales de la salud duden de la política de bioequivalencia”, acotó la entidad antimonopolios. “Una encuesta realizada por la FNE a visitadores médicos revela que más de dos tercios de ellos no creen que la bioequivalencia permite intercambiar de forma segura. Dado que estos mismos declaran que su función principal es informar a los doctores -y que los doctores declaran que una de sus fuentes principales de información son los visitadores y charlas organizadas por laboratorios-, esta información ayuda a generar dudas en el cuerpo médico y a que la política de intercambiabilidad no funcione”.
Se detectaron aquí una serie de frases que ponen en duda la forma que opera la bioequivalencia. Varias de estas son repetidas por doctores. Algunos de los aspectos más repetidos dicen relación con que las normas de bioequivalencia chilena difieren de las mejores prácticas mundiales, con que en el mundo los estudios son “in vivo” y en Chile se realiza un examen de peor calidad. Todo ello es falso, recalcó la FNE.
Así, no es sorpresivo que la encuesta realizada a los médicos de cuenta que un porcentaje considerable (alrededor de un 35%) declara no confiar en que la política de bioequivalencia permita intercambiar de manera segura los medicamentos, y un porcentaje relevante parece tener concepciones que no son precisas sobre qué significa la bioequivalencia.
Más duro en el tono, la FNE sostuvo que “es sorprendente que los médicos tengan opiniones tan tajantes sobre la bioequivalencia, siendo que no son expertos en química farmacéutica (la cantidad de ramos de esta materia que tienen en su formación no es relevante). Sus opiniones muy probablemente provienen de información recibida por parte de la industria y por mucho tiempo, la cual, como se ha destacado, es transmitida con un foco comercial y no de manera neutra”.
“Todo lo anterior tiene repercusiones significativas en el mercado. Al no sustituir ni los doctores ni los pacientes, las farmacias deben comprar variedad de marcas perdiendo poder de mercado en relación a los laboratorios”, remató.
Otro de los obstáculos que hacen menos competitivo es la práctica popularmente conocida como “la canela” -el pago de comisión a los empleados de las farmacias por la venta de ciertos medicamentos- y existen diversos sumarios sanitarios instruidos por parte del Instituto de Salud Pública (ISP) a cadenas de farmacias por infringir normas que prohíben a las compañías promover la venta de ciertos medicamentos en desmedro de otros con incentivos a su personal.
Según explicó el estudio, el tamaño de este mercado es considerable. En 2018, las ventas a consumidores finales a través de farmacias sumaron en total aproximadamente 1.514 millones de dólares, o un 60% del total nacional. Entre los años 2015 y 2018 operaron en el país 3.809 de los cuales 58% corresponde a farmacias independientes y 42% a locales de las grandes cadenas.
Medicamentos en la web
Una de las medidas claves promovida por la autoridad es remover la restricción de venta de medicamento solo en farmacias y abrirla a otros comercios, como venta online y en otro tipos de establecimientos.
“No se vislumbra cómo esta apertura pueda alterar los riesgos sanitarios hoy existentes de sobreconsumo, por ejemplo, puesto que las farmacias no llevan hoy ningún tipo de registro de compra de medicamentos de venta directa, por lo cual una persona podría comprar volúmenes ilimitados de estos tipos de medicamentos”, explicó la autoridad.
Por lo mismo, según la autoridad se debe permitir a las farmacias la venta de medicamentos online, debiendo ajustar los requerimientos de contar con un químico farmacéutico por local.
La medida permitirá “reducir los costos fijos al poder contar con menos químicos farmacéuticos, y también sería de ayuda para adultos mayores o personas con problemas de movilidad para acceder a sus medicamentos”.
“Desde un punto de vista logístico, vender medicamentos mediante plataformas online acarrea importantes reducciones en los costos fijos. Esto se debe a que las redes de distribución minoristas no necesitan la misma cantidad de químicos de farmacias bajo un esquema de venta online. El flujo de órdenes de compra sería manejado de manera más eficiente, utilizando una cantidad menor de químicos de farmacia. Bastaría con tener centrales de distribución provistas del capital humano suficiente para garantizar el almacenamiento y expendio seguro”, acotó.
En caso de ser implementadas las propuestas de la FNE, los consumidores se hubiesen ahorrado en 2018 entre US$76 millones y US$380 millones.
Fuente: Pulso – La Tercera
Imagen: Publimetro