«Es muy importante proteger la democracia y hoy está amenazada, entre otras cosas, por las mentiras en las redes sociales, en la web y las fake news que han condicionado algunos procesos electorales».
Así, el senador PPD Felipe Harboe argumenta su anuncio de envío de un proyecto de ley destinado a regular y sancionar la publicación en internet de mentiras, montajes y todo lo considerado como noticias falsas, específicamente si están destinados a influir en las decisiones electorales de las personas.
«Estamos mirando las experiencias de Canadá, Europa, Brasil, Argentina y otros países que han tenido que adoptar medidas especiales para proteger sobre todo los procesos electorales y evitar que las fake news condicionen el voto de las personas sobre la base informaciones falsas», expresó el legislador.
Para Harboe, es vital regular la información que se publica actualmente en las redes, aunque fue enfático en señalar que esto debe hacerse respetando el derecho a la libertad de expresión, «pero salvaguardando también los procesos electorales que son muy importantes para nuestro país».
Consultado sobre cuál sería una estrategia efectiva para regular un ámbito tan complejo, el académico de la facultad de Comunicaciones y Letras UDP, Andrés Rosenberg, manifestó la importancia de que esta tenga un enfoque educativo.
«Lo mejor que puede suceder es que exista una campaña comunicacional educativa en donde la gente se sienta con la voluntad, el derecho y los conocimientos de denunciar aquellas informaciones que claramente tienen como objetivo causar algún tipo de daño«, señala Rosenberg en conversación con Meganoticias.
En este sentido, el periodista afirma que «una característica central de las fake news y la desinformación es que las personas que las crean y las comparten quieren causar un daño. ‘Un daño que se adecue a mi sesgo, si yo tengo un sesgo pro izquierda o pro derecha y yo estoy a favor o en contra del proceso constituyente voy a tratar que esa desinformación vaya alineada al ataque hacia mi adversario con tal de deslegitimarlo'».
El académico hace hincapié en que la estrategia de fake news no responde a un sector político determinado, pudiendo encontrarse en varias de las partes interesadas.
«Obviamente, en algo tan polarizante como el proceso constituyente va a ser muy evidente que estas estrategias van a surgir de lado y lado, entonces lo mejor que podría ocurrir es que los mimos usuarios reporten cuando existan informaciones que tengan un claro objetivo de dañar la honra o la causa y que no sean productos comunicacionales o informaciones que sean verificables», insiste.
Sin embargo, a juicio de Rosenberg, los medios de comunicación tradicionales también tienen qué decir al momento de enfrentar las fake news.
«Se recomienda que los periodistas, los community manager y la gente que se dedica a redes sociales tenga entrenamiento en detectar desinformación y en poder moderar, monitorear», explica.
Lo anterior, señala, apuntando a que los medios deberían tomar un rol más activo en este sentido, pues también forman parte de las instancias afectadas o apuntadas por este tipo de prácticas.
«Otra característica muy importante que tiene la desinformación y la gente que le gusta desinformar es tratar de bajarle la credibilidad de los medios de comunicación frente al público, diciéndoles: ‘usted debería consumir información de donde usted se le de la gana, de redes sociales, reciba la información que usted quiera porque los medios de comunicación no nos están informando correctamente'», concluye.