La accidentada Prueba de Selección Universitaria (PSU) se apronta a experimentar profundos cambios. En lo inmediato, este año el examen será traspasado desde el Consejo de Rectores (Cruch) a la Subsecretaría de Educación Superior, que, a su vez, mandatará la aplicación de la PSU.
Hasta ahora, el Demre de la Universidad de Chile ha sido el organismo a cargo de esa tarea, pero con los nuevos cambios, y a la luz del accidentado proceso que tuvo en enero, surge la duda de si mantendrá ese rol.
Según se ha dicho, en lo inmediato el Demre seguirá a cargo de la PSU, mientras el Mineduc diseña una nueva prueba. Pero las expertas que por años han visto el desarrollo del examen sugieren cambios en la relación entre el ministerio y este organismo.
Salomé Martínez, profesora de ese plantel y parte del grupo de académicas que el Cruch eligió para proponer cambios a la PSU, explica que el Demre tiene una capacidad instalada que el Mineduc no debería desaprovechar, debido a que aplicar el examen implica movilizar a 25 mil personas en todo el país.
No obstante, la especialista cree que se necesitan cambios. “El Mineduc debiera tener un panel de expertos, con expertos internacionales, que pudieran hacer evaluaciones de estos procesos”, propone.
Martínez dice que el Demre es la institución técnica, pero que el Sistema Único de Admisión, que establece reglas comunes de acceso a las 41 universidades que ahí participan -y que también ahora estará radicado en el Mineduc-, debe tomar decisiones que a veces son políticas y para eso se requiere de una asesoría.
“Tiene que haber un órgano consultivo que le cuente al mandante (al Mineduc) cómo están funcionando las pruebas y el proceso de admisión. Hay que agregarle capas al sistema para que funcione bien”, plantea.
Verónica Santelices, profesora de la U. Católica y también parte del grupo de expertas, cuenta que los estudios sobre los procesos de admisión sugieren que estos deben cumplir con cinco pilares: predecir si un alumno tendrá éxito en la universidad; ser eficiente; ser transparente; cuidar las señales que envía al mundo escolar; y ser equitativo.
“El eje que necesitamos reforzar es el de la transparencia, es decir, comunicar los cambios que se están haciendo. Hay que ofrecerle a la sociedad un plan de acción, que ayudaría a todos a estar más tranquilos y esa conversación hay que tenerla con varios grupos sociales, como las comunidades escolares, los estudiantes, las universidades, los grupos técnicos y decanos”, ejemplifica.
Otra académica de la UC, Mónica Silva, sugiere que, a largo plazo, el Mineduc licite la PSU. Pero, además, propone que quien deba aplicar la prueba tenga autonomía y recursos, y que “responda por el uso de esos recursos en forma transparente y rinda cuentas también por la calidad del trabajo realizado y sus resultados”.
“Debe haber una evaluación independiente de la calidad de las pruebas y del trabajo realizado por la agencia. Esto es vital”, puntualiza Silva.
Fuente: La Tercera