Por Sergio Willler Daniel
Vicepresidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.
“Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. No cabe duda que esta definición del primer ministro Británico Winston Chuchill (1940-1945 y 1951-1955) sigue vigente.
Hace unos meses, durante marchas contra el racismo llevadas a cabo en Londres, hubo manifestantes que rallaron y amenazaron con derribar la estatua de Churchill por, supuestamente, ser una figura racista. Claramente esas personas fanáticas, con una estética y un fondo intelectual similar a manifestaciones a las que nos hemos acostumbrado en Chile, ignoran que ese primer ministro británico fue clave en el triunfo de los Aliados sobre el nazismo y el fascismo en la Segunda Guerra Mundial.
Este viernes, el Instituto Nacional de Estadística, INE, dio a conocer este viernes que el desempleo en el país había alcanzado al 13,1% en el trimestre mayo-julio y volvió a registrar su nivel más alto en una década.
Con la economía herida por la violencia de octubre a enero y desde marzo paralizada producto de la Pandemia, enfrentamos en paralelo el hecho de que el pacto social en Chile está roto y que la Constitución deberá ser cambiada, ya sea vía un proceso de reformas profundas -como promueve la opción Rechazo de cara al plebiscito del 25 de octubre- o una construcción desde cero -aspiración del grueso de la alternativa Apruebo-.
Los fanáticos, sin embargo, olvidan que una Constitución no es más que un marco jurídico en donde transcurre la vida en sociedad y que lo más importante seguirá siendo lo que individualmente hagamos dentro de ese marco. El 80% de las inversiones en Chile y del trabajo, proviene del sector privado, ese que está constituido por el emprendedor del almacén del barrio que ha resultado clave para mantener el abastecimiento, por los colectiveros y micreros que arriesgan su salud para seguir movilizando a las personas y tantos otros cuyo rol es tan importante como el de los funcionarios de la salud, nuestros grandes héroes en esta pandemia.
Cuando pareciera que los valores de quienes creemos en la libertad por sobre el colectivismo están en retirada, bien vale recordar otra de las frases de Churchill: “El triunfo no es definitivo, el fracaso no es fatal. Lo que cuenta es el valor para seguir adelante”. En estos días en que estamos movilizándonos por la paz para exigir un combate más frontal contra la delincuencia que azota al país en calles, barrios y carreteras, un flagelo tan duro como la Pandemia, decimos con convicción “Arriban los que trabajan”.