Aunque oficialmente las clases están suspendidas hasta el 27 de abril, no hay certeza de que los alumnos puedan retornar al colegio en esa fecha. Mas aún si se proyecta que a fines de este mes y principios de mayo se produciría el peak de contagios por coronavirus en el país.
Y si bien hay coincidencia en que la suspensión de las clases ha sido una medida adecuada ante la emergencia sanitaria, está la duda de qué pasará con el año escolar si la suspensión se prolonga hasta mayo e incluso junio o julio.
«En las conversaciones que ha habido entre los distintos ministerios hay claridad de que es muy difícil volver a clases en mayo. El mismo ministro de Educación reconoció que hay que seguir monitoreando», comenta Ernesto Treviño, director del Centro UC para la Transformación Educativa (Centre). «Obviamente, si la situación (sanitaria) se mantiene, la suspensión de clases se va a mantener también», opina Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
Pensando en el muy probable escenario de que la suspensión de clases se prolongue, expertos en Educación plantean que «hay que hacer todo lo posible por no cerrar anticipadamente el año escolar» y asumir que éste es un año distinto y que habrá contenidos, en todos los niveles, que no se alcanzarán a ver.
«Es importante que nos bajemos de esa expectativa de que éste tiene que ser un año normal, porque no lo va a ser. Ésta es una pandemia de proporciones, una crisis que nos afecta como humanidad y como país; entonces tenemos que asumir, desde ya, que vamos a tener que repensar cómo ajustar y adaptar el año escolar, en un contexto que va a ser distinto», señala Alejandra Arratia, directora ejecutiva de Educación 2020. «Hacer la pérdida» y no exigir mismos estándares que un año normal.
Así las cosas, viendo más probable que las clases se puedan reanudar recién en julio o agosto, y considerando que el aprendizaje a distancia –que ha promovido el Mineduc– no es en todos los casos equiparable a las clases presenciales, los expertos apuestan por que el segundo semestre de 2020 sea el que sostenga en mayor medida este año escolar. Pero para eso, dicen que este debe ser administrado de una forma distinta, de modo que aborde el currículum del año completo, pero priorizando aquellos contenidos que sean más esenciales en cada nivel.
«Lo que se debe lograr a toda costa es no perder el año, entendiendo que va a ser un año distinto, y que no podemos hablar en los mismos estándares que exigíamos para un año normal, pero sí podemos llegar a un cierto nivel que permita el paso de curso», plantea Magdalena Vergara.
Apunta a que «todavía hay todo un segundo semestre en que sí se puede trabajar con los niños de manera presencial. Ahí vamos a tener que hacer algún tipo de prueba diagnóstica que permita ver en qué situación quedaron los estudiantes, y hacer una fuerte nivelación».
En ese sentido, dice que «no hay que pensar en estos dos semestres por separado, sino que ver cuáles son los contenidos del año escolar completo y reducir los contenidos esenciales que los niños requieran ver en todas las unidades (…) No hay que pensar de una forma tan estricta o tan rígida, vamos a tener que flexibilizar cómo se piensa el año escolar y el currículum».
Arratia tiene una idea parecida y dice que cuando los escolares vuelvan a clases tendrá que haber «un proceso de evaluación diagnóstica para ver cómo avanzaron y, en base a eso, ver cómo se ajustan los contenidos». «Yo lo que vería es, en cada asignatura, priorizar los aprendizajes centrales», dice la experta, quien no descarta que «el próximo año (2021) quizás también vamos a tener que seguir nivelando los aprendizajes en función de lo esperado para el año anterior».
En la misma línea, Treviño plantea que «hay que hacer la pérdida en cuanto a que ya sabemos que la situación que enfrentamos es muy difícil e incierta y, en esa pérdida, hay que pesar en poder hacer un segundo semestre muy especial, con mucho apoyo a las escuelas y los niños».
El experto de la UC también cree que «va a ser necesario hacer un ajuste y una adaptación, pero si se focaliza en los elementos centrales de nuestro currículum, en aquellos aspectos que son clave dentro de cada grado escolar, tenemos la oportunidad de no perder el año, incluso si partimos en algún momento del segundo semestre».
Para eso, dice que sería aconsejable que el Mineduc, junto a expertos, generara desde ya «un plan especial para el segundo semestre», haciendo una priorización de los objetivos curriculares centrales del año, y luego, en función de esos objetivos, apoyar a las escuelas y a los profesores con orientaciones y materiales especiales para implementar ese currículo.
Destaca que Chile tiene algo a favor y es que la mayoría de los colegios cuenta con jornada escolar completa, y esa jornada se puede reorganizar para cumplir con los objetivos clave. «Se puede salvar el año, pero lo importante es salvar a los niños» Treviño recomienda además relacionar los contenidos que se entreguen en el segundo semestre con la experiencia vivida por los estudiantes y no descuidar los aspectos emocionales, ya que también pueden repercutir en sus aprendizajes.
«Yo creo que se puede salvar el año, pero lo más importante es salvar a los niños (…) ayudarlos a que tengan un bienestar generalizado que les permita aprender», afirma. Explica que «cuando los niños han sufrido algún trauma, tienen muchos problemas para llevar una vida regular y para aprender» y «si no trabajamos la parte socioemocional, va a ser muy difícil recuperar el año».
«En el regreso a la escuela, vamos a tener niños y jóvenes que han perdido parientes producto de esto, o que han tenido situaciones de sufrimiento de seres queridos por estar hospitalizados, que han estado encerrados, que han sentido su vida bajo amenaza. Todos esos son aspectos que se tienen que considerar», señala.
En ese sentido, dice que «es importante que los estudiantes tengan un mayor protagonismo (en los aprendizajes), que hagan trabajos vinculados a situaciones que vivieron, para que puedan empezar a desarrollar esa parte emocional, que les dé un cierto sentido de que comprenden lo que ha sucedido y que ese conocimiento les permite tener un poco más de control de las cosas».
«Para no perder el año, tenemos que tener una visión mucho más flexible, abierta y enfocada en el bienestar de los estudiantes, que le lleve al aprendizaje», subraya el académico.
¿Y por ahora? Seguir aprendiendo, pero potenciar habilidades distintas
Mientras las fichas están puestas en el segundo semestre, durante el tiempo actual y por las semanas que dure el aislamiento social, los académicos creen que es correcto que mantenga el proceso de aprendizaje –como se ha estado haciendo, por ejemplo, con las clases a distancia–, pero que éste no necesariamente debe ceñirse estrictamente al currículum.
«La educación remota permite, al menos, mantener el desarrollo del aprendizaje, cosa que no se pierda esa continuidad, que es importante. Se pueden trabajar los contenidos esenciales y también el desarrollo de habilidades distintas que se puedan dar en la casa y que no necesariamente son las que se trabajan en la sala de clases», señala Magdalena Vergara. No obstante, dice que, en estas circunstancias, «va a ser difícil que se pasen nuevos contenidos».
De todas formas, hace ver cree que «para mantener el proceso de aprendizaje del niño, no se necesita necesariamente andar pasando nuevos contenidos, agobiando a los padres, entendiendo que la familia no siempre está en condiciones de guiar esos aprendizajes; sino que (hay que reforzar) habilidades distintas, habilidades prácticas, socioemocionales».
Arratia, en tanto, dice que en este momento, lo importante es que «se puedan mantener ciertos ritmos de aprendizaje, y cómo ir conectando lo que está pasando con algunos aprendizajes más bien en otros ámbitos, socioemocionales, de cómo construimos lo común, la ciudadanía. Hay que asumir que vamos a tener unos aprendizajes distintos, más vinculado con las emociones, con la construcción de lo común, con temas de Ciencia, por ejemplo, aprendizajes más significativos».
Dice que «éste puede ser un año en que quizás no pasemos toda la materia, pero puede que aprendan más cosas que en otros contextos no habrían tenido la oportunidad de aprender».
Otra recomendación que hace es que en estos momentos se potencie más el uso de los textos escolares, ya que si bien el aprendizaje online «es una súper buena estrategia, hay un porcentaje muy importante de niños que no tienen conectividad en sus casas, computador propio, impresora y tinta».
«Chile es un país conocido en la región por una política de textos escolares bastante robusta, entonces sería positivo potenciar el uso de los textos físicos, porque eso lo tienen todos los niños y además están todos los aprendizajes del currículum escolar», señala Arratia. Treviño también recomienda usar las cápsulas de Youtube que están publicando muchos profesores por estos días, donde explican distintos contenidos en forma breve y didáctica.
«No hay que sobrecargar a los niños ni a los hogares, que ya están bajo estrés. No se puede hacer una jornada escolar completa en casa, en primer lugar está el autocuidado y la seguridad socioemocional y, en segundo lugar, acompañarlo en algunas actividades de aprendizaje», señala.
Fuente: Emol