Desde antes que el descontento por la Prueba de Selección Universitaria (PSU) llegara a su peak este año, con el intento de sabotearlo –que aún no puede ser rendido por todos los inscritos–, el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre) de la Universidad de Chile, a cargo de aplicarlo, se encuentra trabajando en un nuevo modelo de prueba, que pueda reemplazar a ese test.
Los objetivos de esta prueba son principalmente dos: que reduzca las diferencias de puntaje que se producen por razones socioeconómicas, de género y entre colegios científico humanistas y técnico profesionales; y que pueda predecir mejor el desempeño de los estudiantes en la universidad.
Para eso, a diferencia de la PSU, apunta a medir habilidades de los alumnos más que conocimientos, que pueden estar más condicionados por factores externos. En junio de 2019, el Demre dio a conocer que los prototipos de esta nueva prueba se testearon en 9 mil alumnos de cuarto medio, que luego también rindieron la PSU, de modo que se pudo comparar su desempeño en ambos test.
Los resultados preliminares arrojaron que se logró reducir la brecha, especialmente entre establecimientos de distinta dependencia –particular pagado, particular subvencionado y municipal–; entre colegios científico humanistas y técnicos profesional; y, en menor medida, la brecha de género.
Consultada por el estado de avance de este modelo y la factibilidad de que se pueda implementar en el corto plazo, la directora del Demre, María Leonor Varas, dice a Emol que éste continúa siendo testeado para poder ser validado técnicamente; y comenta que en la PSU que se está rindiendo este año se incluyeron preguntas del nuevo test para probarlas de manera masiva y condiciones más similares.
En total fueron diez preguntas –cinco en Lenguaje y cinco en Matemática–, que ocuparon el espacio que hasta el año pasado se le daba a las preguntas piloto de la PSU. «Es el primer testeo masivo (a preguntas del nuevo test). Nosotros pensamos que nos van a dar información acerca de cómo se comportan en pruebas de verdad, bajo estrés; y darán información para tomar decisiones. Por ejemplo, ver qué tan distinto se comportaron en el piloto sin estrés y en la prueba oficial con estrés. Eso nos da una idea que nos permite focalizarnos en lo que sigue del desarrollo», explica Leonor Varas.
Estos resultados se analizarán a partir de marzo, una vez que se entreguen los puntajes de la PSU. Además, en abril próximo, el Demre contempla hacer pilotos de la nueva prueba en alumnos que recién estén ingresando a la universidad, para ver «qué tan predictiva es» de su rendimiento en la educación superior. Junto con probar el instrumento para ver cómo se comporta, también se han estado realizando –y continuarán– focus group, entrevistas y reuniones con estudiantes, profesores de colegios y de universidades, para conocer su opinión sobre esta nueva prueba.
«(Este año) vamos a seguir piloteando, preguntando, analizando, comparando su comportamiento en distintos grupos, estudiando brechas, etc.», señala Varas. Aplicar en paralelo la PSU y la prueba nueva Considerando todos estos factores, la directora del Demre estima que este nuevo instrumento estará en condiciones técnicas de ser aplicada por primera vez dentro de dos años, es decir, en el proceso de admisión 2022.«(Hay que) darle unos dos años yo creo, depende de qué tan altas consecuencias tenga», señala.
Explica que para que debute en el proceso de admisión 2022 «no puede ser con muy altas consecuencias», esto es «que ese puntaje no tenga una alta ponderación». «Yo creo que la prudencia es importante», afirma.
En ese sentido, es partidaria de que no haya un reemplazo «de la noche a la mañana» de la PSU –como ocurrió cuando se eliminó la PAA–, sino que, en un comienzo, ambas pruebas se apliquen en paralelo. «Yo creo que alguna de estas pruebas (nuevas), al menos la de Matemática, cuando debute, debería aplicarse en paralelo con la PSU de Matemática», señala.
Fuente: Emol