Diciembre es época de celebraciones. Paseos de curso, amigo secreto, fiestas en el trabajo, colegio, universidad y cuánta excusa hay. En simple, al chileno le gusta celebrar y eso es innegable.
Pero, dentro del desenfreno del carrete, aparecen los fantasmas del consumo excesivo y problemático de alcohol y drogas, lo que genera variadas consecuencias: desde las personas, pasando por las sociales.
En la Región de Los Lagos, el asunto no es distinto al resto del país. Los últimos dos estudios nacionales de drogas en la población general de Chile realizados en 2018 y 2020, revelaron que en esta zona el consumo de alcohol subió, mientras que el de cocaína, bajó levemente. Cabe consignar que han pasado tres años y de momento, los números siguen preocupando.
Por lo mismo, el Senda está impulsando la campaña “1412: Esto es sin juzgar”, el cual apunta a la prevención de estos tipos de consumos problemáticos y hablar abiertamente de ellos, indicó la directora regional, Andrea Castillo.
Un fenómeno cultural que responde a varias aristas socioculturales. El psicólogo y académico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Carlos Ramírez, argumenta que toda la historia del país tiene pocas fiestas, por lo que en estas fechas, hay una “legitimización del desborde” y se desdibujan los límites.
El profesional agrega que las expectativas de alegría, plenitud y placer, debido a la dificultad de lograrlas por el simbolismo que significa el fin de año para la gente, se logran a través del consumo de alcohol y estupefacientes.
Cabe consignar que el mensaje transversal es prevenir en todo ámbito, el consumo problemático y reducirlo a cero, en caso de la conducción de vehículos, pues las consecuencias son, generalmente, fatales.
