El 18 de enero del 2018, cuando el Papa Francisco culminaba su visita a Chile, la primera de un pontífice en 30 años, ocurrió el hecho más polémico y que marcó la estadía de Jorge Mario Bergoglio en nuestro país.
Francisco había estado en Santiago y en Temuco realizando distintas actividades como una misa en el Parque O’Higgins, la visita a la Cárcel de Mujeres de San Joaquín, otra misa en la región de La Araucanía y otra visita al Santuario del Padre Hurtado.
Sin embargo, lo que marcó su estadía en Chile fue la defensa que realizó al entonces obispo de Osorno, Juan Barros, quien era acusado de ser encubridor de los abusos sexuales que cometió el sacerdote Fernando Karadima contra menores de edad.
Antes de realizar una misa en Iquique, el Papa Francisco aseguró ante los periodista que las acusaciones contra Juan Barros eran una “calumnia”. “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a ver. No hay una sola prueba contra el obispo Barros, todo es calumnia”, aseguró.
Juan Barros había sido nombrado obispo de Osorno en 2015, lo que generó protestas en su minuto porque entonces ya se conocían públicamente las denuncias contra Fernando Karadima, quien había sido su guía espiritual durante más de 40 años.
Antes de expresar aquellas palabras en defensa de Barros, el Papa Francisco se había reunido con los obispos de Chile y había saludado afectuosamente al ahora obispo emérito, lo que llamó la atención de los medios de comunicación.
El agradecimiento del obispo Barros
Barros, como el resto de los obispos de Chile, acompañaron al Papa Francisco en su visita entre el 15 y el 18 de enero de aquel 2018. Tras el respaldo del pontífice, Barros le agradeció públicamente en aquel momento.
«Me parece que el Santo Padre ha señalado un camino muy claro. Solo tengo palabras de gratitud. Me significa apoyo. Si hay alguien que tenga una prueba, que la presente ante el Santo Padre, si no, aquí estamos ante una calumnia. Es claro lo que se ha dicho», declaró Barros.
Las disculpas de Francisco a las víctimas de Karadima
Tras el revuelo causado por sus dichos, y las críticas de las propias víctimas de Fernando Karadima, el Papa Francisco se disculpó por sus palabras en el vuelo de regreso a Roma, tras un paso por Perú.
«El caso del Obispo Barros, es un caso que lo hice estudiar, investigar, trabajar mucho y no hay evidencia de culpabilidad, más bien parece que no se van a encontrar. En base a ese no haber evidencia, que yo espero alguna evidencia para cambiar de postura (…) si no aplico el principio jurídico: ninguno es malo a no ser que se pruebe. Y ahí está la palabra prueba, que yo creo que me jugó una mala pasada», dijo aquella vez.
“Y debo pedir disculpas, porque la palabra prueba ha herido a muchos abusados; yo tengo que buscar la evidencia. Y pido disculpas. Es una herida que provoqué sin quererlo. Y a mí me hace doler mucho, porque en Chile recibí dos (víctimas de abusos)», agregó.
Los enviados del Papa y la caída de Barros
Tras la polémica, el Papa Francisco envió a Chile a un obispo para «escuchar a quienes han manifestado la voluntad de dar a conocer elementos que poseen» sobre «el caso de (el obispo chileno) Juan de la Cruz Barros Madrid».
El encargado fue el obispo Charles Scicluna, quien llegó a Chile ese mismo año y elaboró un informe sobre abusos sexuales en Chile, el que incluso fue solicitado por la fiscalía chilena, pero fue declarado secreto por la Iglesia Católica.
Pese a ello, en junio de 2018, Juan Barros renunció como obispo de Osorno, lo que fue aceptado por el Papa Francisco.