“La noche es más oscura justo antes del amanecer…. Y se los prometo: está a punto de amanecer”. La frase, atribuida muchas veces a Batman, pero que en realidad pronuncia otro de los personajes de esta zaga, el fiscal del Distrito de Ciudad Gótica Harvey Dent, ha sido usada en los últimos años en muchos contextos para referirse a las distintas facetas de un mundo moderno que se define por la incertidumbre.
Desde la irrupción de Hugo Chávez en Venezuela que nuestro subcontinente comenzó a caer en una pesada noche de polarización, cuyo máximo referente es precisamente Venezuela, país cuyo régimen ha desplazado al 13% de la población –más de 4 millones de personas-, en un drama humano sólo equiparable al éxodo sirio.
El estatismo y la creciente crítica al emprendimiento privado y la participación de este en diversas áreas de la sociedad, comenzó en este siglo a ganar adeptos entre líderes de opinión y políticos, como asimismo en jóvenes.
Sabemos lo que sucede con estos proyectos que suprimen la libertad de emprendimiento y la reemplazan por una invasión del Estado en todas las esferas: cuando acaban las riquezas para expropiar, se termina “la fiesta”, porque el Estado no es un ente abstracto de recursos ilimitados. Como dijo la ex primera ministra británica Margaret Tatcher, “el dinero público no existe: es el de los contribuyentes”.
El viernes, en un acto de proclamación en Santa Cruz, Evo Morales saludó “al empresariado privado cruceño, (que) siempre proponen soluciones para toda Bolivia. Las reuniones con este sector han permitido que aprendamos a abrir mercados (…) queremos seguir trabajando conjuntamente”, dijo y agregó que los colaboradores: “tienen derechos a reclamar incremento salarial ante el empresario privado, pero el empresario privado también tiene que tener más utilidades”.
Las palabras del Mandatario boliviano no pueden ser soslayadas por quienes aún ven en el chavismo un proyecto viable. Tal como hemos venido insistiendo, Chile debe prepararse para el amanecer tras esta noche oscura de Latinoamérica, despertar de una vez de la borrachera estatista que paralizó al país y exigir que el Estado le dé un respiro a los contribuyentes con un sistema impositivo adecuado y certezas jurídicas que entreguen las condiciones necesarias para que el verdadero motor del desarrollo, los trabajadores y los emprendedores, puedan hacer su labor tranquilos.
Por Christian Arntz,
Presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.