En La Moneda están conscientes de que el ajuste ministerial no llenó las expectativas que había sobre los cambios que realizaría el Presidente Piñera. Pero esta renovación de las confianzas, en particular con el comité político y con el titular de Hacienda, tiene plazos concretos y tres requisitos que se deben cumplir en 60 días.
El fin de semana, tanto el ministro del Interior, Andrés Chadwick, como la vocera de gobierno, Cecilia Pérez, se encargaron de decir públicamente que el Presidente Sebastián Piñera «estaba conforme con su equipo político». Pero internamente, en La Moneda, están conscientes que el cambio de gabinete «dejó gusto a poco» y esa lectura apunta precisamente a la decisión del Mandatario de no tocar a sus ministros políticos ni al titular de Hacienda, Felipe Larraín.
Esta situación, comentan desde el gobierno, es leída como una «renovación de las confianzas» entre el Jefe de Estado y su «círculo de hierro». Esto obliga al equipo a reivindicarse y a mostrar por qué Piñera optó por seguir con ellos. En concreto, en La Moneda se habla que desde esta fecha hasta agosto, deberán cumplir objetivos específicos, que tienen como marco las palabras que el Jefe de Estado dijo en el ajuste ministerial: «Después de haber hecho todos los esfuerzos de diálogo y de búsqueda de acuerdos, creo que llegó el tiempo de las definiciones y el tiempo de la acción».
Este llamado, en Palacio lo relacionan con tres pruebas que deberá cumplir el equipo político/económico en 60 días: lograr la aprobación de la reforma previsional y tributaria en la Cámara, tener un mejoramiento de las cifras económicas y mostrar los primeros efectos de los anuncios en infraestructura de la Cuenta Pública.
Lograr la aprobación de las reformas previsional y tributaria en la Cámara
La meta es concreta y en La Moneda dicen que se podrá alcanzar: aprobar entre julio y agosto la modernización tributaria y la reforma previsional. En ambas, el gobierno logró un acuerdo con la Democracia Cristiana para la idea de legislar. Ahora, ambos textos legales se encuentran en las comisiones de Hacienda y Trabajo, respectivamente, en donde los ministros de esas áreas más el ministro secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel, deberán cumplir un rol central.
El objetivo del gobierno ahora es afinar los acuerdos alcanzados con la DC. En el caso de la tributaria, la «línea roja» marcada por el partido que lidera Fuad Chahin es que no se reduzca la recaudación fiscal permanente «para no debilitar la capacidad del Estado de prestar servicios a los ciudadanos», tal como lo plasmaron en un documento que entregaron al Ejecutivo, a fines del año pasado.
La iniciativa avanza en la comisión de Hacienda. El miércoles se aprobaron medidas relativas a las Normas Generales Antielusión, las Atribuciones del Servicio de Impuestos Internos y los Derechos de los Contribuyentes. Y, en paralelo, el gobierno debió retirar hace unos días su propuesta que creaba una Comisión Antielusión, lo que fue visto como una buena señal por la oposición para poder negociar mejor sobre el punto.
En la previsional el escenario no es muy distinto. El «ni un peso más para las AFP» que ha enarbolado la DC es parte del «área chica» en que se encuentra trabajando el gobierno. Y ya existen acercamientos sobre cómo debe ser el «ente público» que estará a cargo del 4% adicional de las cotizaciones. Durante la semana pasada se habló que Hacienda estaría dispuesto a subir a un 5% para incluir en esta cifra un «componente de solidaridad» para cerrar, así, el acurdo con los diputados de la Democracia Cristiana. Hoy lunes se retoma la discusión de la iniciativa en la comisión de Trabajo.
Mostrar mejores cifras de crecimiento económico
Ya el Mandatario le bajó la presión a Felipe Larraín cuando, en la Cuenta Pública, señaló que las expectativas de crecimiento para el 2019 eran entre 3 a 3,5%. Es decir, si se logra el 3%, será leído como un logro. Pero la urgencia por mostrar mejores cifras debe tener una respuesta pronta desde el equipo económico, en donde el Mandatario optó por mantener al ministro de Hacienda y cambiar al titular de Economía, José Ramón Valente por Juan Andrés Fontaine.
El PIB del primer trimestre de 1,6% y el último Imacec de 1,9 han complicado las expectativas de crecimiento. Y a eso se suma la CEP que mostró que el 61% cree que el país está estancado, 32% cree que la situación económica hoy es «mala o muy mala» y 62% cree que en un año eso no cambiará.
Ese es el escenario y la «temperatura ambiente» que debe enfrentar el jefe de las finanzas públicas y en dos meses dar ya señales de mejoría para que el ambiente, al menos mejore. El Mandatario optó por mantenerlo y deberá, comentan desde La Moneda, responder a esa confianza. Considerando, además, que el crecimiento es «el» eje rector del programa de gobierno.
Primeros efectos de los anuncios en infraestructura
Tras el discurso del 1 de junio del Mandatario, desde el gobierno destacaban que tenía «harto ladrillo», es decir, anuncios de obras concretas en infraestructura. Caminos, trenes, puertos, aeropuertos, hospitales… en resumen «Chile en marcha».
El impulso que dio Piñera ese día es lo que el equipo económico deberá mostrar a la brevedad. Si bien son proyectos a largo plazo, la estrategia es que de aquí a agosto, ya se puedan ver los primeros efectos concretos de la apuesta en la infraestructura. Cinco días después del anuncio, Hacienda y Obras Públicas presentaron un plan de aceleración de inversiones por US$1.382 millones para obras públicas.
Este «fast track a la inversión pública» es el desafío que toma Larraín y que deberá reflejar la inyección de ánimo que el Presidente intentó plasmar en su mensaje en la Cuenta Pública. Algo que volvió a abordar el jueves en el salón Montt Varas. «A pesar del pesimismo que algunos se esmeran en difundir, estoy convencido que, con la unidad, el aporte y el trabajo de todos los chilenos este año 2019 Chile va a volver a crecer con fuerza, liderando una vez más el crecimiento de América Latina».
Fuente: El Líbero