La idea era que los perros y gatos, que poseen un nombre, hogar y un espacio en las familias chilenas, también sean “reconocidos” por la sociedad. Así, el 12 de febrero próximo se cumplirá un año de la Ley Cholito, que obliga a los dueños a registrar a sus animales y asegurarles el debido cuidado.
Y las cifras proyectan que, en pocos meses, las mascotas podrían llegar al millón trescientos. Actualmente, según los datos entregados por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), son 892.046 los animales chipeados. Por su parte los inscritos, ya superan el millón doscientos mil.
“Esta ley ha considerado las demandas de las personas, porque hace muchos años que la gente tiene mascotas y los tratan como a un miembro de su familia”, comenta Carolina Guerrero, coordinadora nacional del programa nacional de Tenencia Responsable de la Subdere.
La ley dispone que todo animal debe contar con un microchip que, en su interior, incluye sus datos y los de su dueño, a objeto de que puedan ser localizados. “Con este sistema tú identificas quién es el dueño de la mascota. Como el código está asociado al amo, lo pueden ubicar directamente”, sostiene la coordinadora.
Además, la “Ley Cholito” mandata a las personas a responsabilizarse apropiadamente del animal que tienen a su cuidado. Así, cumpliendo con la norma, son hasta ahora 738.832 las personas que figuran como tenedores de perros y gatos en el país. “Ahora tenemos un Chile con mayor conciencia respecto del cuidado de sus mascotas”, añade Guerrero.
Dentro del registro se incluyen 10 mil mascotas que no tienen dueño. De ellos, cuatro mil fueron chipeados por los municipios, sin un responsable de su custodia, mientras que los restantes seis mil son animales “comunitarios”, es decir, que residen al interior de un vecindario o villa, y son alimentados por los vecinos.
En paralelo, desde el gobierno destacan que la ley ha permitido avanzar en términos sanitarios, pues en los últimos dos años se han realizado más de 400 mil esterilizaciones de mascotas, con financiamiento de la Subdere.
Perros callejeros
Un punto ciego para la regulación es el problema de los tan queridos como odiados perros callejeros. Según la definición que otorga la ley, estos animales son aquellos que se mantienen en el espacio público todo el día o gran parte de este, sin control directo de su dueño. “Los perros callejeros son los que la gente deja salir y eso ocurre mucho en Chile. Esta gente es la que más causa daño”, explica Guerrero.
Según José Segura, encargado de Zoonosis de la Seremi de Salud Metropolitana, “el espíritu de la ley de tenencia responsable es crear conciencia en la comunidad para que no permitan que sus animales circulen libremente por la vía pública, obteniendo a largo plazo un control de animales callejeros. Sin embargo, en ningún momento propusieron en esta ley medidas concretas para el control de los animales callejeros” sostiene.
En ese contexto, las estadísticas muestran que el año pasado aumentaron las personas mordidas en Santiago, con un total de 10.768 afectados, es decir, 762 casos más que en 2018.
A juicio de María José Ubilla, presidenta del Colegio Médico Veterinario, “una de las causas de mordeduras es la deambulación de perros sin supervisión de un responsable adulto, pero, además, existen causas como la falta de educación y socialización temprana, donde ambas tienen que ver con una tenencia irresponsable”, puntualiza.
Además, no se cuenta con información fidedigna respecto de la cantidad de perros que deambulan por la ciudad. “No se cuenta con un registro de perros callejeros, para ello es necesario realizar estudios demográficos en calle, seguimiento a perros y diferenciar a qué tipo de población corresponden. En las zonas urbanas, por ejemplo, existen perros con dueño o tutor que deambulan libremente (incumplen con la ley) y perros sin dueño, donde principalmente se reconocen perros abandonados”, dice Ubilla.
La normativa ha permitido, además, registrar la existencia de 14.143 perros que corresponden a alguna de las nueve categorías de razas de animales potencialmente peligrosas que distingue la ley, entre los que destacan el pit bull terrier americano, rottweiler, mestizo y dóberman.
En estos casos, los expertos advierten sobre el peligro de que no se ejerza una tenencia responsable. “Si alguien tiene un pitbull y lo deja salir a dar vueltas en la noche, por supuesto que se transforma en potencialmente peligroso. Pero eso no debiese pasar nunca, no tendría que haber perros sin supervisión”, declara Guerrero.
Tal como lo indica el reglamento, existen distintas medidas especiales de seguridad para este tipo de mascotas: deben utilizar bozal en espacios públicos y sus dueños deben disponer de un cerco seguro dentro del hogar para prohibir que se escape. Además, deben adquirir conocimientos formales de adiestramiento.
Estos cursos, que se enfocan tanto en la mascota como en su cuidador, son impartidos por municipios, ONG y se trabajan, también, de manera colaborativa con la Subsecretaría de Desarrollo Regional y la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), desde mediados de junio del año pasado.
Héctor Sepúlveda, instructor canino de la PDI, explica: “En estas capacitaciones, les enseñamos obediencia básica a los perros través de refuerzos positivos, esto es, enseñarle que acate las órdenes con algo agradable para él, como alimento o juguetes”.
Una vez instruidos estos cursos, las mejoras son evidentes, pues “a medida que el perro avanza en estas capacitaciones, se va tranquilizando y va poniendo más atención”, comenta Sepúlveda.
Otro elemento complejo de la ley son las dificultades en su fiscalización. Ello, pues las denuncias que se realicen por incumplimientos son materia de los Juzgados de Policía Local, por lo que no se dispone de estadísticas consolidadas respecto de sus incumplimientos.
Con todo, quienes no inscriban a sus mascotas arriesgan una multa que va entre 1 y 30 Unidades Tributarias Mensuales (UTM).