Mantiene los mismos colores, es un poco más pequeño, se posiciona en el mismo espacio físico, en teoría cumple la misma función y es más moderno, pero la resistencia a los medidores inteligentes ha sido brutal. Desde que se supo que serían los consumidores los que pagarían por el nuevo aparato, la polémica llegó al punto de que los diputados debieron organizar sesiones especiales para intentar dar pie atrás a la norma que comenzó a regir en septiembre del año pasado.
Sin embargo, no todo radica en quién paga por el aparato o el arriendo, sino que, según denuncian varios santiaguinos, es el propio funcionamiento del medidor lo que hace dudar cuan inteligente es realmente.
Desde el gobierno, la ministra de Energía Susana Jiménez anunció una serie de medidas que esperan suplir el costo al usuario. Ayer, en el centro de Santiago, la secretaria de Estado confirmó que la empresa que lleva adelante el plan piloto de instalación de medidores cedió a una de ellas.
«Estamos explorando un acuerdo con las empresas para que estas, al momento de cambiar el medidor inteligente, puedan comprarles a los propietarios sus medidores. Quiero, además, anunciarles que hemos conversado con todo el gremio y todas las empresas, pero hoy día concretamente ya tuvimos el compromiso de la empresa Enel de avanzar en esta materia», explicó Jiménez.
Se calcula que de los 6,7 millones de usuarios, la medida beneficiaría a unos 4,8 millones de consumidores, ya que la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) calcula que el 70% de los hogares es dueño de su propio medidor. Eso, con el nuevo régimen de los «smart meters», quedará en cero.
¿INTELIGENTE?
Las medidas siguen dejando intranquilos a varios. Algunos capitalinos dicen que los medidores inteligentes les causan menor confianza que los convencionales. Otros, derechamente dicen que son un fiasco.
Ese es, por ejemplo, el caso de Gerardo Salgado (47), de Santiago Centro. Según dice, en su hogar el medidor inteligente llegó a mediados de 2018. «El técnico vino un día y lo cambió. A mí me dejó tranquilo porque me decía que no cobrarían nada, que la empresa hacía el cambio». Si bien no tuvo problemas con las lecturas, en enero de este año el medidor repentinamente se apagó y dejó de funcionar.
«Subí el reclamo a Enel. El medidor está muerto, no marca ni llegan datos a la app. Hace dos meses me están cobrando un estimado y ni siquiera han venido a verlo», dice Salgado.
También tiene problemas Ricardo González (28) de La Reina. Según dice, en marzo de 2018 llegó el técnico con el nuevo aparato. «Con el medidor antiguo gastábamos históricamente entre $26 mil y $32 mil. Ahora que nos cambiamos de medidor nos marca 55 mil, la cuenta subió mucho. Llamé varias veces para decir que el aumento me parecía sospechoso pero no me han dado soluciones. Lo único que quiero es que venga un técnico y me instale el medidor de antes».
El aparato en entredicho es el modelo es el Cerm 1, de la empresa italiana e-distribuzione SpA, de directa relación con Enel. La empresa eléctrica lleva más de 300 mil medidores instalados en Santiago en su plan piloto. Desde CGE, en cambio, cuentan a Publimetro que no han instalado ningún medidor inteligente en todo Chile, y que sus 2,8 millones de usuarios continúan con el convencional. «CGE esperará que se termine de elaborar el anexo técnico antes de comenzar cualquier plan», dicen.
Pues bien, el Cerm 1 también hizo de las suyas en el hogar de Juan Ignacio Letelier (37). Él vive junto a otra persona en Las Condes y el medidor inteligente llegó en noviembre de 2017. «Un día llegó el técnico, hizo el cambio y no me dijo nada más», recuerda.
Si bien cuenta que no tuvo diferencias visibles al comienzo, su sorpresa fue mayúscula cuando recibió la boleta de julio de 2018: el medidor inteligente marcó $251.182, un consumo de 618% más que su promedio, de 40 mil pesos.
«Era súper grotesco el aumento. Empecé a reclamar como loco, llamé día por medio a Enel y estuve 8 meses esperando respuesta sin solución», recuerda. Luego de reclamar 3 veces ante la SEC, la respuesta de Enel, en voz de Pablo Allende, jefe de Unidad de Gestión de Reclamos de Enel fue que «revisando las facturaciones y lecturas, comprobamos que éstas se encuentran normales».
Además, Enel señaló que, tras revisar el medidor un 3 de octubre en terreno, el informe señaló que el aparato funcionaba correctamente, por lo que los más de $250 mil eran correctos.
Eso sí, la SEC falló a favor de Letelier, y Enel deberá recompensarlo por el cobro indebido de un medidor que, en teoría, registra el consumo en tiempo real y de manera inteligente. Y otro detalle: en sus boletas queda claro que el cobro por el arriendo es de $433 mensuales, y no los cerca de $200 que se señalaron como agregado a las tarifas de los consumidores en un principio.
Fuente: Publimetro