Joaquín Niemann consigue su segunda victoria en el PGA tras un fin de semana soñado.Levantó el trofeo del Genesis Invitational luego de liderar el torneo en las cuatro rondas, algo que se había visto por última vez cuando Charlie Sifford fue campeón en 1969. Cerró el torneo con una tarjeta de -19, superando en una batalla dramática a Cameron Young y Collin Morikawa. Chile y Joaco siguen agrandando su leyenda en el Tour.
Al terminar su ronda del sábado, Niemann subió una fotografía a sus redes sociales. Allí se mostraban varías postales de su paso por el Riviera Golf Club, con una leyenda que decía: “Queda un día para que valga la pena”. Un mensaje motivacional, pero también una declaración de principios, y es que en el golf, todo lo cosechado se puede esfumar en un abrir y cerrar de ojos. El chileno no podía permitirse eso. Tres segundos lugares ya habían sido demasiado castigo durante la temporada pasada. Ahora no quería sorpresas. Entendía que ya solo importaba la última ronda, que el magnifico comienzo (con récord incluido) no iba a valer nada si no se despedía de Los Ángeles con el trofeo.
Por eso practicó hasta que los encargados lo llamaron para que fuese al tee del uno. En el grupo final, con todas las miradas sobre él, comenzó la travesía que lo bañó en oro. Una que tuvo un inicio duro, cerrado, como el Tour muchas veces entrega. Desaprovechó una clara opción de birdie en la primera bandera y transitó por un largo tramo solo igualando la exigencia del campo.
Fueron momentos donde las oportunidades de descontar no aparecían, pero en donde su rival más cercano, Cameron Young tampoco podía alcanzarlo. Mientras que el chileno no tiraba para birdie en casi ningún hoyo, el norteamericano se dedicada a perder valiosas chances, unas que sin duda pasan por su cabeza ahora. Pese al complicado inicio de Joaquín, el norteamericano recién en la bandera siete pudo acortar diferencias. Pero ese dramatismo duró poco.
Y es que cuando más lo necesitaba, Niemann consiguió el primer birdie del día. Uno que descomprimió y cambió el rumbo de la tarde. Mientras Joaco aún festejaba su descuento en la bandera ocho, Young tragaba el mal trago de su primer bogey en el mismo hoyo. Todo volvía al marcador con el que iniciaron el día. Joaquín con tres de distancia, con oxígeno y ganas para escaparse de una vez por todas.
Algo que se decretó en el 10 y 11. Fueron dos banderas en donde el campeonato del talagantino quedó prácticamente definido. Primero fue un error de Young, quien volvió a sumar un golpe a su tarjeta. Después un eagleglorioso del chileno en el once, digno de ver una y otra vez. En un campo donde estaban los apellidos más pesados del tour, todos le aplaudían a él. Poco importaba que en esos momentos Collin Morikawa (quien de haber sido campeón habría quedado como el nuevo número uno) se metía en el segundo puesto del torneo. Las miradas estaban puestas en el tremendo -21 que acompañaba el apellido Niemann.
Pero lo que vino después, fue dramatismo puro. Cada hoyo que pasaba, los cálculos y las tarjetas cambiaban. Provocando que a momentos, los más escépticos pensaran que lo peor estaba por venir. En concreto, Joaco pasó un tramo complicadísimo, donde firmó dos bogeys consecutivos (14 y 15), mientras sus rivales más cercanos lo asechaban con birdies. El de Young en el 15, desde 52 yardas, fue una locura. Una que por surte, perdió valor, cuando el norteamericano sumó un bogey en la pasada siguiente. Morikawa por su parte terminaba su ronda con -17 y en el segundo puesto, a la espera de que lo hiciera Joaco.
Él y todos los asistentes se posaron sobre el 18 para ver el hoyo final de Joaco. El chileno tiró frente una multitud impresionante y no dejó espacio a dudas. Aseguró el par y gritó campeón. Lo hizo por segunda vez en el PGA y en esta ocasión liderando de punta a punta. Nadie pudo arrebatarle la cima y en Riviera siguió agrandando su nombre. Campeón más joven en la historia del torneo desde la Segunda Guerra Mundial y cuarto jugador en levantar el trofeo tras liderar desde la primera jornada. En su quinto año en el PGA, Niemann consigue otra victoria. Lo hizo sufriendo y con dramatismo, como la instancia lo pedía.
Fuente: La Tercera