“Se requiere una visión más balanceada del ser humano (…) que incluya el conocimiento y los saberes de las ciencias sociales y las humanidades, que ayudan a conservar el pasado como aprendizaje e iluminan las interrogantes fundamentales de las personas”, señaló en una columna publicada por El Mercurio el ex ministro de Educación, José Joaquín Brunner.
En dicho espacio, el destacado académico apuntaba al desbalance entre la promoción y financiamiento de las investigaciones en el área de las ciencias naturales, tecnologías, ingeniería y matemáticas, en desmedro de las netamente sociales y las humanidades, dentro de las cuales se cuentan la antropología, estudios clásicos de literatura, comunicaciones y otras.
Es indudable que muchas de las respuestas para abordar los desafíos actuales provienen de las ciencias “duras”, sin embargo, es el cultivo de un espíritu humanista el que permite un desarrollo integral, capaz de prevenir incluso las conductas que justamente han derivado en los problemas de los que luego debe hacerse cargo la ingeniería y la tecnología, con carácter de urgencia.
En estos tiempos en que las sociedades se encuentran algo agitadas por los problemas sociales, se hace más necesario aún, fomentar la preocupación por el individuo, pero no bajo la mirada negativa que se tiene del individualismo en la modernidad, sino desde el buen sentido, en donde cada persona procure crecer, mejorar, conocerse, fomentando así el pensamiento crítico, en su amplio espectro, el que entrega libertad para la toma de decisiones que derivan en una mejor convivencia social.
También se debe realzar, no olvidar a las artes, como herramienta para la formación de este pensamiento crítico. Estas muchas veces quedan al margen de los currículos formales, empobreciendo la formación personal y dejando coja una visión de mundo trascendente que por siglos ha sido pilar del desarrollo de la humanidad. Contemplar, apreciar o practicar alguna disciplina artística sin duda enriquece el espíritu, da una mirada particular, que no debemos perder, pese a todos los adelantos científicos y cambios de paradigmas que están en el horizonte.
Cuando muchos creen que hoy la tecnología es la única forma de desarrollarnos como personas, hay que recordar que el arte puede ser un gran motor, no solo para la creación emociones, sino también de mensajes que nos hagan reflexionar sobre nuestra existencia, los problemas sociales o la vida en general.
Por Pauline Engler
Directora Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.
Publicada en el Diario El Austral de Osorno, el Domingo 11 de Octubre de 2020