Opinión: ¿Eliminamos los privilegios, o cambiamos a los privilegiados?

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Por Christian Arntz Mac-Evoy
Director Ejecutivo
Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno A.G.

¿Recuerda que pedían los chilenos, cuando decidieron salir a las calles y exigir cambios sobre la forma en que se construía nuestra sociedad, en octubre de 2019? Mejores pensiones para nuestros adultos mayores, mejor educación, y con acceso para todos, mejor salud, y el fin de los privilegios.

De ello, han pasado 849 días. Y aunque la gente nunca pidió una nueva Constitución, la clase política acordó que esa sería la salida a la crisis. Y un grupo de 154 personas, en su gran mayoría, sin experiencia ni conocimientos para la construcción de lo que tiene que ser la base de nuestra sociedad, pero por sobre todo la “casa de todos”, hoy trabaja contra reloj para proponer un texto de nueva carta magna.

¿Y que cree usted que hicieron? En vez de responder al llamado de los chilenos, no terminaron con los privilegios, sino que profundizaron la brecha. Hoy, si se aprueba el texto final de acuerdo con lo que ha emanado de la discusión de comisiones y pleno, simplemente los privilegios pasarán de un grupo a otro grupo.

Para eso, se ha excluido a un sector político de cualquier discusión. Se crean escaños reservados para descendientes de pueblos originarios, con sobrerepresentación en relación a lo que indican las cifras reales de población nacional. Y la participación ciudadana en materia de creación de normas, solo fue un espejismo, porque cada propuesta de los chilenos fue desechada en las comisiones de la convención.

Los convencionales no solo han sido creativos cambiando nombre a las instituciones, o tratando de complejizar el Estado, creando puestos y organizaciones. También han quitado solidez a espacios impensados, cómo, por ejemplo, la institución de la igualdad de todos los chilenos ante la Ley. Si se aprueba lo que hoy proponen, se aumentarán las diferencias. La perspectiva de género puede llevar a que un delito tenga que ser juzgado de forma distinto, solo porque lo haya cometido una mujer. Y ni hablar de los tribunales especiales para descendientes indígenas.

Se está creando una nueva casta de privilegiados, que serán objeto de todo tipo de beneficios, mientras los chilenos más pobres siguen postergados. Y dentro de los que tampoco serán privilegiados, hay personas que solo esperan que se les deje trabajar en paz. Es el caso de los agricultores, y de sus colaboradores, quienes ven con preocupación como se pone en duda el derecho al agua para producir alimentos, y el derecho a la propiedad, que son claves para la producción de alimentos para todos.

¿Y qué pasará con la desigualdad? Todo indica que se mantendrá, a pesar de que se ha enarbolado como bandera de lucha, creándose incluso legislaciones específicas contra la discriminación. Hoy en la convención se privilegian todo tipo de intereses, menos el de la inmensa mayoría de los chilenos, que espera un texto que iguale la cancha.