Soraya Said
Seremi Desarrollo Social y Familia región de Los Lagos
Mientras todo Chile celebra las fiestas patrias, cuando parece que todo es alegría y unidad, en paralelo ocurren hechos que merecen nuestra atención y reflexión. Chile ha logrado disminuir significativamente la incidencia de la pobreza extrema en la población, no obstante, persiste un núcleo duro de personas que experimentan condiciones de especial fragilidad y precariedad.
Las personas en situación de calle, entendidas como aquellas que “carecen de residencia fija y que pernoctan en lugares, públicos o privados, que no tienen las características básicas de una vivienda, aunque cumplan esa función son un poco más de 500 en nuestra región. La mayoría no tiene redes de apoyo, sufren el abandono de sus familias, la exclusión social, el prejuicio y la discriminación al punto más extremo. ¿No parece esto una dicotomía? ¿No debieran las personas de extrema pobreza recibir nuestra máxima atención?
En pocas semanas hemos recibido distintas noticias que van en un contrasentido al énfasis que el Ministerio de Desarrollo Social y Familia intenta encausar hacia un fortalecimiento de la reciente Política Nacional de Calle. Anticipándonos, mientras no seamos capaces de ver al otro como un legítimo yo, toda política social es y será infructuosa.
Así es, como en menos de dos semanas hemos tomado conocimiento de hechos muy dolorosos y que nos ha obligado a fortalecer las medidas de sensibilización en nuestra Región. Hechos tales como: el retiro y destrucción de materiales de abrigo de personas en calle. Lo que se le entrega de día, alguien inhumanamente lo retira y destruye de noche. Siendo lo único que evita que fallezcan por hipotermia, cuando no quieren acceder a los albergues. Compréndase aquí, que se trata de una circunstancia compleja, que no es falta de disposición o dispositivos para que una persona deje la calle. A una persona “no se le saca de la calle”, pues en su composición de ser humano, se requiere de su propia voluntad, es decir del ánimo y del espíritu del alma para hacer o dejar de hacer algo y es por eso que de nuestra parte reciben un apoyo biopsicosocial, progresivo y paulatino a través del Programa Calle.
El estar en ‘situación de calle’, evidencia una circunstancia social, más que una categoría o condición individual, muy poco conocida a fondo y por ende incomprendida. Si bien muchos logran dejarla, otros no y eso es parte de la estructura del Ser.
¿Qué más ha ocurrido que me hace invitarlos a una reflexión en tiempos de fiestas? Dos casos de atropellos de personas en situación de calle en plena vía pública en nuestra Región; el primero, mientras cruzaba por zona habilitada para peatones; el segundo, un adulto mayor en situación de calle, fue dos veces atropellado, por dos conductores distintos que, en tiempos casi simultáneos, terminaron con su vida. El primero se dio a la fuga, dejándolo abandonado en el lugar; la segunda más responsablemente con sus actos, fue detenida.
¿Qué estamos haciendo? Si bien nos queda mucho por mejorar, fue en el primer Gobierno del Presidente Piñera que se creó la Oficina Nacional de Calle y en 2014 se presentó la Política Nacional de Calle, cuyo objetivo es “contribuir en su inclusión social, revirtiendo los prejuicios y conductas discriminatorias hacia este grupo”. El aumentar y mejorar la oferta, es un propósito y una urgencia, como lo será por ejemplo el nuevo programa ‘La Primera Vivienda”. No obstante, nada será suficiente en la medida que no dejemos de verlos como “parte del paisaje”, como “molestias” o con “supremacía moral”.
Desarrollarnos hacia una conciencia social fraterna, que los reconoce únicos, pero a la vez iguales en dignidad y derechos. Abrir el diálogo y que se reconozca la extrema pobreza y el abandono como una realidad, como el reflejo de nuestras propias cicatrices sociales. Ver esas cicatrices, relevarlas y profundizar en ellas es el desafío, no solo del Estado sino también tuya y mía, de la empresa, del intersector, de la fuerza de las organizaciones sociales, de la sensibilidad del voluntariado, de la academia, de la focalización de la inversión regional. Desde y hacia nuestro territorio ¿De qué manera te estás comprometiendo para abordarlas?