Por Cecilia Fernández
Periodista, Mamá.
El cortometraje dirigido por el actor, director y productor cubano-español, Emilio Aragón, denominado “Playa y Montaña” cuenta la historia de unos padres que esperan la llegada de un nuevo hijo.
El embarazo lo viven como si se tratara de la preparación de unas vacaciones a la playa. Entonces los futuros padres comienzan a hacer planes maravillosos para la llegada de su hijo, llenos de emoción. Preparan las maletas con toallas, quitasol, bronceador y otros artículos para la playa. Sin embargo, en el momento del nacimiento de su hijo sus planes se ven entorpecidos, y cuando van camino al mar un hombre los detiene y les dice: “Bienvenidos a la Montaña”. Entonces la madre pregunta: “¿A la Montaña?, pero si yo iba al mar”…
Esa reorientación de destino se utilizó, en este cortometraje, como analogía para narrar el proceso que viven los padres con niños que nacen con enfermedades raras; pero también podríamos asimilarlo a lo que viven muchas madres cuando tienen un hijo afectado por alguna discapacidad o condición como el Autismo, Síndrome de Down, Asperger, trastornos sensoriales, discapacidades neurológicas entre otros múltiples diagnósticos.
Las Madres de Montaña tienen, sin duda, una vida distinta, con cuestas desconocidas y rocas que les hacen tropezar. Con carreras a terapeutas, a médicos, a psicólogos, a servicios de salud y por supuesto, con una mirada mucho más profunda de la inclusión.
Ser Mamá de Montaña, significa una lucha diaria por hacer entender al mundo que los niños con discapacidades requieren no solo ser aceptados, sino también comprendidos y por, sobre todo, que se les otorgue la oportunidad de avanzar.
Ser madre de montaña debe ser una oportunidad para llegar al corazón de millones de personas con el fin de generar una mayor conciencia en torno a la inclusión. Cada uno de nosotros puede favorecer una mayor visibilidad de los niños con capacidades diferentes, ayudar a otras madres que no conocen el camino, abrir puertas y favorecer la inclusión efectiva. El derecho a la educación, la igualdad de oportunidades y la participación significa también eliminar barreras que enfrentan muchas Madres de Montaña junto a sus hijos.
Las barreras se encuentran en la sociedad, en los sistemas educativos, en los servicios de salud, entre otros. Y aunque muchas veces, puede costar algún tiempo asumir que estaremos permanentemente en la Montaña, en algún momento del camino, te das cuenta de que la Montaña no es un lugar tan agreste como pensabas, sino que simplemente es diferente. No es un camino fácil como la planicie de una playa, es un camino que llevas la mayor parte de las veces cuesta arriba, pero lo importante es darte cuenta de que si pasas la vida pensando porque no pudiste ir a la playa no disfrutarás lo especial y maravilloso que es estar en la Montaña. Les aseguro que en ese viaje inesperado también hay perfección, alegría y miles, miles de satisfacciones.