Anualmente, se diagnostican aproximadamente 60 mil nuevos casos de cáncer. Entre el 40% y el 50% de estos pacientes se estima que necesitarán radioterapia como parte fundamental de su tratamiento para vencer la enfermedad. En otras palabras, se requiere la capacidad de irradiar a más de 20 mil personas al año. Sin embargo, la realidad dista considerablemente de esta necesidad, especialmente en la zona sur del país, donde la infraestructura aún es insuficiente.
La complejidad de la situación se refleja en el hecho de que, en toda la macrozona sur, solo Valdivia cuenta con un centro de radioterapia. Esto implica que Valdivia debe atender a pacientes no solo de su localidad, sino también de ciudades como Temuco y Puerto Montt, abarcando tanto el sistema de salud público como el privado. La falta de centros especializados en esta región genera una presión significativa sobre los recursos existentes.
Como respuesta a esta necesidad crítica, el Servicio de Salud del Reloncaví, que abarca áreas como Osorno, Puerto Montt y Chiloé, y alberga a cerca de un millón de habitantes, ha establecido un convenio con el Instituto de Tecnologías Nucleares para la Salud (Fundación Intecnus) de Bariloche, Argentina, establecimiento reconocido como Centro de Medicina Nuclear en el cono sur.
En términos sencillos, Fonasa asumirá los costos asociados al traslado y tratamiento de alrededor de 40 pacientes mensuales que recibirán radioterapia en Bariloche. Este acuerdo representa un desembolso mensual cercano a los $150 millones por parte del seguro público.
Una iniciativa que no ha estado exenta de críticas como las realizadas por el vicepresidente de la Sociedad Chilena de Radioterapia Oncológica, Hernán Letelier, quien señalaba un eventual sobreprecio en atención de pacientes, cuestionamientos que fueron respondidos por la Jefatura del Servicio de Salud Reloncaví y referentes del programa de Cáncer del Minsal durante la semana recién pasada.
Mónica Vera de Carelmapu, comuna de Maullín, indicó que independientemente de los cuestionamientos, los enfermos y las autoridades tienen que pelear por esta iniciativa, puntualizando que quienes realizan las críticas no están en lista de espera, destacando que en el centro trasandino son tratados como personas y no como números.
En rigor, el convenio busca proporcionar acceso a tratamientos especializados a aquellos pacientes que, de lo contrario, enfrentarían limitaciones en la atención médica necesaria. La colaboración internacional, en este caso con Argentina, se presenta como una medida estratégica para abordar la falta de infraestructura y garantizar el cuidado adecuado de quienes luchan contra el cáncer en la región sur del país, así fue destacado durante la semana pasada en Puerto Montt por la Directora del Servicio de Salud Reloncaví, Bárbara del Pino, quien junto al equipo de dicha repartición clarificaron montos y trabajo realizado en el marco de la estrategia regional para abordar la lista de espera oncológica.
Virginia Barría, quien proviene de la comuna de Dalcahue de la isla grande Chiloé, la atención recibida en el centro de Bariloche es digna de destacar, puntualizando que en Chile aún no tenía certeza alguna de cuando podrían tener una hora de atención, manifestando tristeza por la indolencia de quienes realizan críticas.
La situación es de gran complejidad: De acuerdo a los datos oficiales, en 2018, el sector público contaba con tan solo 17 máquinas para llevar a cabo tratamientos de radioterapia, a pesar de que se estimaba que se necesitaban al menos 45.
Según Bruno Nervi, director del Centro para la Prevención y Control del Cáncer (Cecan) y presidente de la Fundación Chile sin Cáncer, aunque ha habido un ligero aumento, ahora se cuenta con aproximadamente 20 máquinas, es decir, la mitad de lo requerido.
Nervi subraya que la situación es más crítica en las zonas extremas del país que en la Región Metropolitana. Un ejemplo de esto es la macrozona sur, donde solo Valdivia dispone de un centro de radioterapia, siendo necesario atender a pacientes no solo de su localidad, sino también de ciudades como Temuco y Puerto Montt, tanto del ámbito público como privado.
Por su parte, Alexia, paciente de la provincia de Palena, al ser consultada por la continuidad de las atenciones, afirmó que es necesario sobre todo para quienes aún se encuentran en lista de espera y aún no cuentan con atención, por lo que se mostró agradecida por la iniciativa que para ella es una esperanza de vida.
La colaboración entre instituciones y la búsqueda de soluciones fuera de las fronteras nacionales se presentan como medidas necesarias para paliar la falta de recursos y mejorar el acceso a tratamientos especializados, especialmente en regiones donde la carencia de infraestructura médica es más evidente y donde la lista de espera oncológica pone en evidencia la falta de una capacidad instalada para responder a la actual demanda donde el tiempo es literalmente vital.
En ese contexto, esta semana en conversación con la prensa, la Directora del Servicio de Salud Reloncaví, Bárbara Del Pino, explicó que las críticas pueden resultar en un perjuicio para la región, ya que existe el riesgo de que «se cierren las puertas debido a la desconfianza. Hay una línea que podría cruzarse y conllevar el cierre de oportunidades de financiamiento, erosionando nuestra credibilidad y excluyendo a las personas».
Además, sostuvo que la motivación detrás de estas críticas es fomentar que se deje de adquirir ese servicio en Bariloche para favorecer a un proveedor privado en Chile. Argumentó que están tratando de promover un escenario en el cual la directora actual cancele el acuerdo con Bariloche y opte por comprarles a ellos.
Del Pino puntualizó que si el centro de derivación en Valdivia no cuenta con suficientes espacios disponibles, debería adquirir dichos servicios mediante un proceso de licitación pública. Subrayó que Fonasa, en su papel de asegurador, se encarga de buscar un segundo proveedor para satisfacer las necesidades de atención que no están cubiertas, activando así, por medio de la Ley GES, a un segundo prestador, como lo establece el Decreto con Fuerza de Ley (DFL) 36 de 1980 en este caso específico, explicando de esta manera su asociación con Fonasa para ir con la Fundación Intecnus y otorgarle una posibilidad de atención a pacientes que en territorio nacional no tienen.