Por Christian Arntz Mac-Evoy
Presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G.
Una desafortunada coincidencia se registró esta semana, cuando al mismo tiempo que los ministerios de Agricultura y Medioambiente lanzaban el nuevo plan de adaptación al cambio climático en el sector agropecuario al 2035, la Contraloría General de la República daba a conocer que el mismo plan lanzado en 2013 registraba importantes fallas en su ejecución.
La iniciativa lanzada hace siete años y hoy cuestionada por la Contraloría estableció 21 medidas de adaptación al cambio climático orientadas a temas de manejo de agua, investigación, manejo de cultivos agrícolas y bosques, gestión de riesgos y seguros e información. Sin embargo, de las 11 medidas auditadas hasta mayo de 2019, ninguna registraba progresos y es altamente probable que las ocho restantes estén en las mismas condiciones.
En materia de gastos el informe de Contraloría tampoco es tranquilizador: “no se dispone y no se tiene conocimiento sobre la existencia de manuales o instructivos que haya emitido el Minagri que establezcan los requisitos mínimos para la identificación de gastos asociados a cada una de las medidas”.
Es preocupante constatar que mientras la Contraloría establece que desde 2018 no se trabajó de una forma homogénea y estandarizada que asegurara la generación de información fidedigna y confiable, los ministerios de Agricultura y Medioambiente hayan decidido en paralelo que estaban en condiciones de financiar y lanzar la actualización del plan gracias a “los avances y aprendizajes de estos años”.
En vista de que el costo de la actualización del plan alcanzó casi los $400 millones, justo en momentos que la Contraloría cuestionaba los avances del plan original, no queda más que señalar que existió una falta de prudencia por parte de las carteras de Medioambiente y Agricultura ante este tema, más aún cuando no está clara la forma en que se han ejecutado los recursos públicos desde el año 2013 a la fecha.
Se mencionó en el lanzamiento de la actualización del plan que cada 10 años el sector productivo se corre 100 kilómetros, lo que hace del agua el elemento central. Lo cierto es que ese diagnóstico está claro desde hace al menos cuatro décadas y las medidas a adoptar están más que claras, razón por la cual el sector silvoagropecuario sólo puede pedir que no se lancen más costosos fuegos artificiales y que nos concentremos de una vez en sacar adelante las medidas que todos tenemos claro que hay que implementar con urgencia y voluntad política.
Publicada en el diario El Austral de Osorno
Domingo 22 Noviembre 2020