Seguridad y emprendimiento

174

Por Sergio Willer Daniel
Presidente Directorio
Sociedad AgrÍcola y Ganadera de Osorno A.G.

El próximo jueves 27 de abril, se celebra un nuevo aniversario de Carabineros de Chile. Con la imagen de la enorme marcha ciudadana que se llevó a cabo en Calama el pasado viernes, que congregó a más de 25.000 personas, no podemos desconocer que la reacción de la comunidad frente a los hechos de violencia e inseguridad, denotan un cansancio y una frustración que ya no puede esperar.  Un sentir espontáneo, sin tinción política.

El concepto de seguridad humana nace en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD (1994) como: “las condiciones de protección necesarias para la promoción del ser humano, con libertad y capacidad para generar su propio desarrollo individual y colectivo”. Hoy, parece que no tenemos claridad del momento en que la seguridad ciudadana se entremezcla con la seguridad pública, y quizás es la raíz que entrampa el reconocer que la situación ACTUAL amerita medidas drásticas para frenar el descontrol.  

Hay otras aristas. Centeno (2018) plantea que a nivel de empresa, el gasto en elementos de seguridad no añade valor a los productos terminados o servicios. “La protección de bienes y costos de seguros también se incrementarán en la medida que se quiera tener mayor seguridad”, dice. 

La oferta y la demanda de bienes y servicios son afectadas ante algún tipo de inseguridad, forzando a “reorientar gastos hacia actividades que no generan motivos de amenazas, limitando o postergando el consumo o la adquisición de bienes para no ser víctima de robos o chantajes al tener capacidades de compra o consumo”. 

La producción y productividad tiende a disminuir.  Las personas buscan salir antes de la jornada laboral a fin de protegerse de posibles actos delincuenciales. Asimismo la ampliación de horas laborales a turnos adicionales se ve afectada, por cuanto los trabajadores o aumentan sus demandas para darse más seguridad, o simplemente rechazan incrementar el horario laboral por temor a ser víctimas. Una consecuencia casi inmediata en el decaimiento de la productividad es la presencia de la ansiedad y del estrés en los trabajadores por las percepciones de inseguridad que se presentan en los centros laborales. Nada de ello contribuye a un clima de bienestar. 

Las autoridades tienen una tarea que sabemos no es sencilla. Somos productores, trabajamos con la vida, y producimos alimentos, queremos un país en el que las personas se sientan tranquilas en todo sentido para producir, comercializar, y dar bienestar y tranquilidad a cada uno de nuestros compatriotas. Por eso hoy, esperamos respuestas, como todos los chilenos.