Este lunes 14 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostendrá un encuentro bilateral con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en la Casa Blanca. La cita representa un nuevo paso en la colaboración migratoria entre ambas naciones, marcada por políticas conjuntas contra el crimen organizado.

Bukele arribó a territorio estadounidense el sábado por la tarde. La Presidencia de El Salvador informó que la reunión tiene como objetivo “afianzar aún más la alianza histórica” con Washington, especialmente “en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado transnacional”.

Trump también se refirió a la reunión mediante su cuenta en Truth Social. “Nuestros países han trabajado muy de cerca para erradicar a las organizaciones terroristas y construir un futuro de prosperidad”, escribió el mandatario. Además, agradeció las recientes deportaciones a El Salvador, en las que se ha enviado a 261 personas señaladas como presuntos pandilleros.

Críticas a deportaciones y tensiones diplomáticas
En las últimas semanas, la colaboración migratoria entre ambos gobiernos ha generado cuestionamientos. Estados Unidos deportó a 238 venezolanos y 23 salvadoreños que fueron trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), prisión de máxima seguridad habilitada por el gobierno salvadoreño. Uno de los deportados, Kilmar Ábrego García, fue expulsado por error, lo que provocó reacciones desde organizaciones de derechos humanos.

Pese a estos cuestionamientos, el gobierno estadounidense mantiene su política. El domingo 13 de abril, el secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó el envío de otros 10 ciudadanos a El Salvador. “Anoche llegaron a El Salvador otros 10 delincuentes de las Organizaciones Terroristas Extranjeras MS-13 y Tren de Aragua”, informó. Rubio añadió que la relación entre Trump y Bukele “se ha convertido en un ejemplo de seguridad y prosperidad en nuestro hemisferio”.

A pesar de las buenas relaciones, Estados Unidos aplicó un gravamen adicional del 10 % a las exportaciones salvadoreñas. Sin embargo, el tema migratorio sigue siendo prioritario para ambos mandatarios. La colaboración migratoria continúa siendo uno de los pilares de la alianza, sustentada por un contrato de seis millones de dólares entre los dos gobiernos, cuyos detalles aún no se han hecho públicos.

Esta reunión en Washington pone de relieve el papel estratégico que ocupa Bukele en la agenda regional de Trump, especialmente en el marco de su política de mano dura frente a la migración irregular.