Para nadie es extraño el malestar generalizado que se siente cuando se duerme mal. Sin embargo, las consecuencias físicas y psicológicas de tener una ‘mala higiene de sueño’ pueden ser graves si no se tratan o se mantienen en el tiempo, como es el caso de cierto porcentaje de los trabajadores que en Chile realizan labores nocturnas.
Así lo señaló el Dr. Enrique Aguilar, neurólogo del Hospital Puerto Montt y especialista en medicina del sueño, quien sostuvo que “el sistema de trabajos de turnos nocturnos va en contra la regularidad de horarios de ciclo sueño-vigila y produce una ‘desalineación circadiana’, lo que trae consecuencias negativas en la salud de entre un 8% a un 20% de las personas que trabajan en sistema de trabajos nocturnos”.
“Tener una buena higiene de sueño consiste en tener hábitos constantes, es decir, de una regularidad en los horarios de acostada y levantada, de una alimentación sana cercana a la hora de dormir, de la disminución a la exposición a pantallas luminosas por lo menos un par de horas antes de dormir, y evitar el consumo de sustancias, alcohol, la automedicación o el exceso de estimulantes como la cafeína o las bebidas energéticas previo al descanso”, precisó el profesional.
Sin embargo, y debido al tipo de sociedad en la que vivimos, en la que se exige que ciertos trabajos se realicen durante la noche, como los trabajadores de la salud o fuerzas policiales, han hecho aumentar las consultas por ‘Trastorno de Sueño por Sistema de Trabajo en Turno’, patología que forma parte de las atenciones que realizan los profesionales de la Unidad de Sueño del Hospital Puerto Montt.
“Este trastorno tiene criterios de diagnóstico que se dan en este tipo de personas y que se caracteriza por tener mucha somnolencia diurna o nocturna en el horario laboral, y mucha dificultad para conciliar el sueño en el horario en que deben hacerlo. Es importante conocerlo porque hay gente que trabaja en turnos que pueden reconocer estos síntomas y puedan consultar a la brevedad”, indicó el Dr. Aguilar.
De acuerdo al profesional, la accidentabilidad laboral, aumento de peso, desarrollo de enfermedades mentales como ansiedad y depresión, probabilidad de enfermedades cardiovasculares y oncológicas, son algunas de las consecuencias graves que más se repiten entre quienes deben cumplir turnos durante la noche, los que se exacerban cuando no existe una regularidad de las jornadas y éstas cambian todas las semanas, por ejemplo.
En ese sentido, la principal recomendación “es que, si los turnos rotativos son inevitables, es decir, si existen cambios con respecto a las jornadas, que estos cambios se hagan en rotativas rápidas, que no sean cambios lentos de jornadas en varias semanas que tienden a ser más difíciles para que el organismo se adapte. Se recomienda, además, es que estos turnos sigan un sentido horario y no antihorario, me refiero a que, si un día toca noche, al otro día sea un turno diurno, al siguiente más por la tarde, es decir, que vaya según las agujas del reloj”, detalló el Dr. Aguilar.
Para quienes trabajan de noche, cuidar la alimentación y vigilarla es esencial, ya que hay una alteración en la sensación de saciedad y hambre, y existe un menor control de algunas conductas que llevan a aumentos de peso. Se recomienda una exposición luminosa menor en la segunda mitad de la noche, al salir del turno intentar hacerlo con gafas y darse un horario para descansar de su jornada laboral.
El ‘Trastorno de Sueño por Sistema de Trabajo en Turno’, insomnio, apnea del sueño, ‘Síndrome de Pierna Inquieta’, hipoventilación nocturna del obeso, entre otras patologías, son tratadas en la Unidad de Sueño del Hospital Puerto Montt, servicio en el que se atienden mensualmente cerca de 20 personas, las que en su mayoría fueron derivadas desde la atención primaria.
“Sensación de sueño no reparador, muy inquieto, ahogos, orinar demasiado por la noche, anormalidad con respecto a sueños muy recurrentes con muchos movimientos en la noche, sensación de movilidad anormal en extremidades cuando se duerme, y esto asociado a consecuencias diurnas como cansancio, somnolencia, fatiga, irritabilidad, debe hacer pensar al paciente y al médico que existe un trastorno de sueño y que debe hacer la derivación correspondiente al HPM”, concluyó el Dr. Aguilar.