Tal como consigna La Tercera, el disgusto que significó el partido de ida entre Audax Italiano y Palestino quedó en el olvido con un partidazo en La Cisterna. Que dignificó la final de un torneo venido a menos, menospreciado por muchos, y que de a poco intenta recuperar un estatus ya casi olvidado. Cinco goles para deleitar tanto al espectador presencial como de televisión, para alzar a los árabes como flamantes campeones de la Copa Chile y para darle otro empujón a la misión por la permanencia en el Torneo Nacional.
Se jugó con deseo, con la avidez por un título que significa todo para clubes no acostumbrados a la gloria. Palestino salió a sellar la mínima ventaja conseguida en La Florida y a los dos minutos se encontró con el gol tras carrerón y definición de Campos López. La presión alta del cuadro de Ivo Basay, sumado al adelantamiento de las líneas de los itálicos, conspiraron para que el delantero quedara solo desde mitad de cancha y golpeara en el inicio.
La visita, necesitada de tres goles para quedarse con el trofeo, inició la desesperada remontada. Gracias a Sergi Santos, los de J. J. Ribera inquietaron al portero Pérez en varias ocasiones, como un tiro de Jeraldino desviado tras taco del brasileño. Palestino, a su vez, también respondía. Un tiro libre de Jiménez y otro de Campos López que desvió Muñoz animaban un partido, hasta ese momento, de ida y vuelta.
Y a los 38′ vino el 2-0 que parecía sellar el compromiso. Una jugada colectiva por la derecha que integró a todos: Jiménez, Campos López, Gutiérrez y Cortés, este último el que la mandó dentro de la red. La algarabía de una hinchada desatada, la alegría que viajaba hacia tierras atribuladas y necesitadas de buenas noticias, comenzaban a inundar el Estadio de La Cisterna.
Pero sería Santos y Jeraldino los que pusieron un alto en el festejo local. Un zurdazo del brasileño desde el centro del área, y la astucia del seleccionado nacional tras un córner, empataron el partido en menos de cinco minutos justo cuando finalizaba el primer tiempo. Los tricolores seguía siendo campeones con el resultado, pero el alza de los itálicos ponía todo en duda.
Hasta que apareció el Mago y un zapatazo descomunal a los 54′. Con corrida de atleta incluida. Casi cincuenta metros para finiquitar con un misil desde fuera del área, inatajable para Muñoz. Ya no quedaba nada. No importaton los intentos de Santos, las simulaciones, las peleas. La victoria se quedaba en casa, el título y la clasificación para la segunda fase de la Copa Libertadores.